Archivo documental digitalizado del activismo lésbico, conformado por el registro de producciones gráficas y teóricas, registros fotográficos y sonoros, encuentros reflexivos y acciones callejeras de grupos y activistas lesbianas de diferentes momentos históricos, múltiples posiciones políticas, y diversas geografías de Argentina. Está en permanente construcción, envianos tus aportes y colaboraciones.

viernes, 30 de enero de 2009

Yuderkys Espinosa Miñoso

Algunas notas sobre pornografía y sexualidad lesbiana

Por Yuderkys Espinosa Miñoso

Hace unos días Luci (41) me contó que se había encontrado a Emi (39), por el Messenger y que ella le había pasado un link para acceder a Playboy codificado gratis por Internet. Emi, según Luci, no podía ocultar su emoción de haber conseguido ese acceso gratuito al canal, ella es de esas amigas que andan con nosotras las feministas sin dejarse arropar totalmente por la ideología. Lu, feminista como yo, me contó que cuando Emi le pasó el link, “así toda emocionada”, tampoco lo dudó mucho y fue a visitar la página, no sin antes asegurarse de estar a solas en la casa y con ropa lo suficientemente cómoda. Cuando Lu me dio el link para que yo también pasara por allí, no pude sino recordar la época, por allá a mediados de los 80, cuando mi papá –siempre adepto a las nuevas tecnologías- había sido uno de los primeros en el barrio en instalar la TV por cable y así tuve acceso ilimitado –a escondidas de mis progenitores, por supuesto- a varios canales porno que en esa época estaban incluidos en la programación básica. En ese entonces yo no era feminista ni tampoco lesbiana, pero recordé que aún sin serlo, luego de unos minutos suficientes para empujar la calentura, mi imaginación comenzaba a volar despegándose de las repetitivas y aburridas imágenes que mostraba la pantalla.
Días después aproveché una reunión de lesbianas feminista para poner el tema. Sorprendida descubrí que mis compañeras activistas más jóvenes decían no consumir ningún producto pornográfico – la lozanía y vitalidad de su juventud haría que no necesitaran de estímulos extras?!! Por demás parecían bastante orgullosas de expresarlo públicamente. Para ejemplo, Ana (24), una de las potentes voces del grupo, dijo con voz categórica mientras me miraba con algo de recelo por siquiera hacer la pregunta: “nunca use ni miré pornografía porque es una práctica que violenta a las mujeres y con la que no me siento identificada”. Sentí un Plaff! en la cara y avergonzada bajé los ojos. No pude preguntar más. Me sentí como una vieja verde atrapada en sus incoherencias: ¿Acaso había yo perdido parte de mi radicalidad feminista?...


Una versión de este trabajo fue publicado bajo el título de “Polvo leudante: Pornografía de y para mujeres. Una visita guiada”. Publicado en Suplemento “Soy”, Diario Página 12, 30 de enero 2009, Argentina.