Archivo documental digitalizado del activismo lésbico, conformado por el registro de producciones gráficas y teóricas, registros fotográficos y sonoros, encuentros reflexivos y acciones callejeras de grupos y activistas lesbianas de diferentes momentos históricos, múltiples posiciones políticas, y diversas geografías de Argentina. Está en permanente construcción, envianos tus aportes y colaboraciones.

lunes, 16 de abril de 1990

Safina Newbery



Acerca de las relaciones de poder entre el lesbianismo y el feminismo (*)



¿Qué pasa en los grupos y personas feministas? De acuerdo a los postulados feministas revolucionarios, no queremos una estructura verticalista, jerárquica y autoritaria como en la que vivimos. Queremos una estructura donde los valores, las normas y pautas sean horizontales, donde el poder esté repartido equitativamente entre todas sin distinción y donde las relaciones sean de amistad. Esta estructura no existe hoy en nuestro mundo conocido. De ahí que, dentro de los grupos feministas, las mujeres heterosexuales feministas discriminen a las lesbianas y más todavía a las lesbianas feministas. A pesar de que nuestra lucha sea en contra del sexismo, o sea, de la discriminación de todas y cada una de las mujeres, la realidad es que entre las feministas se discrimina.



¿Por qué es mejor ser heterosexual que ser lesbiana? Hagamos un poco de historia y de antropología: en una estructura donde el placer queda relegado a un segundo plano y solo se considera aceptable la relación coital que tiene como fin engendrar hijos, se entiende que se rechace a las lesbianas y a los gays. La Iglesia Católica es coherente en su prédica. Los grupos humanos que necesitan muchos brazos para el trabajo o para la guerra, también son coherentes al aceptar sólo el coito como relación sexual normal. Esa es la norma para que así el género humano se multiplique. Pero tengamos bien en cuenta que estas estructuras no son liberadoras. En grupos humanos como el nuestro dónde cada vez se necesita menos gente porque basta con pocas personas especializadas, ya que estamos en la era de las computadoras y los robots, ¿qué sentido tiene luchar por la relación coital como la norma aceptada? El placer sexual tiene la primacía y el engendrar hijos/as pasa a segundo lugar. Los/as hijos/as son programados.


Luego, ¿qué sentido tiene entre las feministas el aceptar a una mujer por ser heterosexual y rechazar a una mujer por ser lesbiana? Hay muchas formas de rechazar como: el silencio, el esconderlo, el que no se hable de ello, el que no se colabore, el temer que se las confunda, el no querer tener grupos de lesbianas en los locales o programas, etc., al muy buen estilo del patriarcado donde la mujer es “invisible” como mujer y sólo es visible como mujer de un varón; y mucho más invisible es la mujer lesbiana a quien ni el Vaticano nombra cuando escribe un documento sobre la homosexualidad. Para el Vaticano la homosexualidades asunto de varones.

El feminismo para no morir tiene que luchar por la unión de todas las mujeres sin distinción alguna. Y esta unión creará lazos de solidaridad entre nosotras. El patriarcado tiene como norma que cada mujer sea de un varón (padre, marido, hermano, amante, hijo – el padre sale de viaje y le dice a su hijo varón: “cuida a tu madre” -, el capellán, etc.) Otra norma del patriarcado es buscar la competencia y la enemistad entre las mujeres para que no se unan, ya que unidas serían peligrosas. Que cada mujer sea de algún modo de un varón, así el sistema las puede controlar. La amistad entre mujeres está mal vista (ver artículo que saldrá en “Cuadernos de Existencia Lesbiana”, N°9, de Safina  Teresa Ortega(**). Dice la teóloga feminista católica de los EE. UU., Mary Hunt: “La amistad entre las mujeres es el mejor antídoto contra el patriarcado”. Y recordemos que la palabra amistad tiene la misma raíz que amor.

La palabra “lesbianismo” se refiere primero y principalmente al amor entre las mujeres: yo soy lesbiana porque amo a mi madre, a mi hermana, a mis hijas, a mis sobrinas, a mis amigas y a todas las mujeres que he amado durante mi larga vida.

En segundo lugar, se refiere a una relación homosexual. Pero este término está mal usado ya que “sexualidad” siempre se refiere a la relación aceptada por el sistema. Y el lesbianismo se refiere a una relación erótica. Y según la filósofa estadounidense Claudia Card, el término viene de la poesía erótica no de la historia de la medicina o de la psiquiatría. Dice: “¿Qué es lo “sexual” de la llamada “orientación sexual” aparte del género sexual de las participantes? ¿A qué propósito se sirve, llamando al acto de “hacer el amor” o “juego físico” un acto sexual?” Y la autora va explicando que erótica puede ser una palabra, tanto oral como escrita, una mirada, una canción, un poema, y también un contacto piel con piel, algo que me toque ya que es un “individuo encarnado” la que toca y es tocada. El fundamento del erotismo es que me haga “sentir placer”, que yo sienta amor, ternura, placer, fascinación, Yo y Tú. Claudia Card en su ponencia en el II Encuentro Internacional del Feminismo Filosófico, llevado a cabo en Buenos Aires durante el mes de noviembre de 1989, define o explica la palabra erotismo así: “Erótica se refiere a la capacidad emocional o a una construcción social armada sobre ella. Se refiere además a un cierto tipo de capacidad para una excitación placentera, como, por ejemplo, la susceptibilidad – al ser tocada – de descubrir una gozosa sorpresa que se nos revela en ese mismo momento”. Sería tocar con la mirada en los ojos, con palabras que oigo, que leo, con una mano sobre la mía. Y ese “tocar” me produce o le produce placer, asombro, felicidad. ¿Qué pasa, entonces si yo me enamoro de una mujer y siento por ella un placer erótico y deseo hacer el amor con ella? Sucede que no soy libre ante la sociedad patriarcal de hacerlo. Tengo que esconderme para demostrar mi amor, no puedo manifestarlo a la generalidad de las personas sino sólo a aquellas que no le temen al acto erótico de amar y hacer el amor con una mujer. ¿Es que el feminismo debe componerse solamente de mujeres heterosexuales? ¿Qué nos importa con qué sexo goza una mujer? Lo que nos debe importar es que goce, ya sea con una mujer como con un varón. No permitamos que el patriarcado y el capitalismo infecten nuestro movimiento dividiéndonos en lesbianas y heterosexuales. Somos todas mujeres capaces de amar y gozar eróticamente con cualquier persona. Somos todas sujetos libres que elegimos lo que nos gusta y no lo que nos impone la autoridad convirtiéndonos en objetos. Soy mujer y me enamoro de una mujer. Soy mujer y me enamoro de un varón. Lo que importa es que yo pueda decidir libremente en todo lo que hago, pienso y deseo, sin obediencia debida. La heterosexualidad es obligatoria cuando no me permito amar y enamorarme de una mujer, pero no es obligatoria cuando la elijo porque me gusta más. Entonces, ¿por qué no acepto a las lesbianas?

Para comprender estas ideas que expongo sobre lesbianismo, veamos otros tipos de relaciones de opresión dentro de nuestra cultura: en un movimiento de negros/as contra el racismo, ¿serán mejor vistos/as las mujeres y varones que aman y hacen el amor con blancas/os que aquellas personas que lo hacen con negras/os? En la lucha de clases, ¿será mejor considerada aquella gente que ama y hace el amor con capitalistas y gente poderosa, que la gente obrera o lumpen amando y haciendo el amor con otros/as iguales a ellas? Creo, con muchas otras feministas, que nuestros movimientos feministas van perdiendo fuerzas y objetivos por no aceptar el lesbianismo como una de sus banderas más fuertes para luchar contra el patriarcado y el capitalismo. “El amor entre las mujeres es el mejor antídoto contra el patriarcado.”


Dentro de la estructura patriarcal no se dan relaciones de igualdad porque es una estructura de enemistad ya que sus relaciones son de opresión. El feminismo busca una estructura de amistad donde todas/os nos amemos. Pero para llegar a esa estructura de igualdad debe ser destruida la estructura de enemistad que lucha por enemistarnos entre nosotras y convertirnos en mujeres del patriarcado, mujeres que discriminan a otras mujeres: mujeres de varones que discriminan a mujeres con mujeres. Parecería que para las feministas las mujeres de varones valen más que las mujeres con mujeres.


Seamos sujetos libres y no robots del patriarcado. Seamos lo que queramos ser sin esperar que nos digan qué debemos ser y hacer. Seamos mujeres feministas lesbianas capaces de amar a las mujeres y capaces de enamorarnos de mujeres. Seamos mujeres feministas heterosexuales capaces de amar a las mujeres sin temor de llegar a enamorarnos alguna vez de una mujer. Cuando rompamos con el patriarcado y éste desaparezca, entonces si seamos mujeres que amamos y hacemos el amor con personas que nos gustan sean del sexo que elijamos.

El lesbianismo, en el sentido más amplio, es la institución que nos salvará del patriarcado, no sólo a las mujeres sino también a los varones. Es miserable ser un opresor/a como es miserable ser una oprimida/o. “Quien tenga oídos para oír que oiga” (Ev. S. S. Marcos, C. IV, v. 9). Y yo digo: quien tenga ojos para leer que lea y sepa escuchar el mensaje de amor y solidaridad con las mujeres para ser capaces de liberarnos algún día, liberando también a los varones, de la injusticia del patriarcado y del capitalismo.

Tapa Revista Feminaria





No hay comentarios: