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domingo, 15 de febrero de 2015

Gayle Rubin, por María Luisa Peralta

Sangre bajo el puente: reflexiones sobre “Reflexionando sobre el sexo”
Gayle Rubin

Traducción: María Luisa Peralta, Buenos Aires, 2015.


A la incomparable Eve Sedgwick, cuya ausencia en la conferencia, y en nuestras vidas, se ha sentido de forma tan punzante y se ha notado tan tristemente.


La lucha contra el olvido

Veinticinco años después de su publicación, me pidieron que reflexionara sobre mi ensayo “Reflexionando sobre el sexo”. Un cuarto de siglo es un largo tiempo. Un indicador del paso del tiempo es la tecnología de producción del texto. Me compré mi primera computadora un año después de que “Reflexionando sobre el sexo” fuera enviado a publicación. “Reflexionando sobre el sexo” fue escrito a la vieja usanza: en una máquina de escribir. Fue editado cuando “cortar y pegar” todavía significaba cortar el papel con tijeras reales y re-ensamblar los pedazos con verdadero pegamento. Releyendo las pilas de papel generadas por las controversias de las tempranas guerras del sexo feministas, todo el tiempo recordaba que casi todos los innumerables volantes, folletos, artículos y cartas al editor se hicieron sin computadoras. A principios de los ’80 había Internet, pero todavía era casi exclusiva del personal militar, lxs científicxs y lxs programadorxs de computación. La mayor parte de las comunicaciones eran todavía por vía de teléfonos de cables terrestres o por correo común.

Otro indicador de cambio es el estatus del propio ensayo. Aunque el paper fue el resultado de la intersección de varias agendas intelectuales e intereses políticos, su recepción inicial fue filtrada a través de las agrias controversias de las guerras del sexo feministas. Estos conflictos en ocasiones oscurecieron los intereses intelectuales del ensayo y sus contribuciones académicas. Como resultado, muchas de las primeras respuestas a “Reflexionando sobre el sexo” fluctuaron entre la condescendencia paternalista y la indignación hostil. A medida que estos conflictos dentro del feminismo se fueron enfriando, los aspectos académicos del ensayo se han hecho más visibles y sobresalientes. Su recepción se ha desplazado de lo académico a lo escandaloso y de vuelta a lo académico.


“Reflexionando sobre el sexo” se publicó por primera vez en el libro de Carole Vance Pleasure and Danger [Placer y peligro], de 1984, la antología de ponencias de la Conferencia sobre Sexo de Barnard, de 1982, donde presenté una versión de “Reflexionando sobre el sexo” como taller. La conferencia de Barnard se ha hecho sumamente famosa, en gran parte debido a que fue ocasión de una de las más volcánicas batallas en las guerras del sexo feministas. Lo que realmente sucedió en Barnard ha sido ampliamente malentendido. En sus palabras de apertura de la conferencia “Rethinking Sex” [Repensar el sexo], Heather Love comentó que ella, que no participó de Barnard, temía haberse perdido algo. Yo, por otro lado, conservo el horror de haber estado ahí. El ataque en la conferencia de Barnard fue un episodio particularmente repelente de lo que desafortunadamente fue un patrón de conducta repetitivo. Algunas defensoras de la antipornografía prefirieron recurrir a ataques ad feminem y al asesinato de personajes antes que debatir temas sustantivos. Trataron de excomulgar del movimiento feminista a cualquiera que estuviera en desacuerdo con ellas, y sabotearon agresivamente eventos que no se adherían a la línea partidaria de la antipornografía. Su conducta dejó un legado amargo para el feminismo. Como muchxs otrxs involucradxs en las guerras del sexo, yo quedé totalmente traumatizada por la ruptura de la cortesía feminista y por el tratamiento malicioso al que fuimos rutinariamente sometidas las disidentes de la ortodoxia antiporno.

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publicado en TÉ EN EL SAHARA



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