Notas submarinas. Diversidad y construcción de subjetividades
Por La Fabi Fernández
Psicología y Ética a la luz de los aportes de las Teorías de Género: Revisiones para una práctica responsable UCES - Sede Rafaela
1- El maleficio de las mariposas
Voy a empezar este relato como el relato que me trajo hasta acá, que tiene que ver con una especie de diatriba acerca de mi “identidad”, que porto ahora mismo, y que mañana puede ser otra. De hecho, no es la misma presentación de hace un mes y sorprendentemente no he sido diagnosticada con el trastorno de personalidades múltiples. Aun. Mi nombre es Fabiana, soy lesbiana, cis, incipientemente feminista, antropóloga y con privilegios de clase. Dicho esto, me voy a interrumpir y decir que soy impropia de la academia. Mis reflexiones no son más que interpelaciones al quehacer cotidiano de nuestro trabajo como profesionales, ó quizá, sencillamente, como miembrxs del colectivo humano. Resulta bastante bochornoso llegarme hasta acá a hablar de los recorridos
propios, de las experiencias que me hacen reflexionar porque no alcanzo a vislumbrar si esto traerá algún cambio al DMS V ó al CIE 10. Mis notas son submarinas, porque son liquidas, polimorfas, aunque no es mi intención ahondar en el inconsciente colectivo submarino. Y una vez más vengo a expresar mi enorme preocupación acerca de cómo los contextos en que se gestionan los conocimientos, aseguran, regulan, mejoran o “la cagan”, respecto de la vida de la gente. La gente común digo. Vos, yo, nosotrxs en definitiva.
Y esta preocupación arranca con un relato más cruel y azaroso que pintoresco, porque sigo con la certeza (esta si) que somos producto del devenir histórico.
En 1936, el poeta granadino, Federico García Lorca, fue fusilado por las fuerzas franquistas. Tras su asesinato, uno de los autores materiales del crimen se paseó por Granada gritando: “Acabamos de matar a García Lorca y yo le metí dos balas en el culo por maricón”.
En 1941 de la mano del nazismo, se desarrollaron experimentos en campos de concentración, con homosexuales, experimentando la “cura de la homosexualidad”. Su propulsor, un médico danés, que gozó luego de los beneficios de ser un exiliado en Argentina. (Cuento entre paréntesis que la idea del señor se basaba en la implantación de una glándula sintética, con hormonas masculinas; para reforzar la masculinidad y los deseos heterosexuales; basados en experimentos previos con gallos).
En setiembre de 1951 las mujeres votan por primera vez en la Argentina (hace 65 años). Desde 1951 ha habido en este país, 4 “golpes militares” (es decir, las fuerzas militares toman el poder, interrumpiendo los procesos democráticos) incluido el del 1976, donde se ejerció el terrorismo de Estado. Es decir, que desde hace 65 años, las mujeres han votado consecutivamente solo en las ultimas tres décadas. La bocatta: 25 años en total ejercieron el poder los militares en lo que va de la historia “democrática” de nuestro país.
El sector universitario fue uno de los más castigados por el terrorismo de Estado del golpe de 1976. La política de la dictadura se basó en la represión, el control ideológico y el achicamiento institucional (cualquier parecido con la actualidad no es una mera coincidencia). El informe de la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (CONADEP) concluyó que el 21% de los desaparecidos eran estudiantes. También desaparecieron docentes e, incluso, autoridades universitarias, como las de la Universidad de San Luis. Muchos profesores, para sobrevivir, marcharon al exilio. Además, la dictadura fijó cupos y aranceló carreras para restringir el ingreso. Hubo casas de estudios que fueron cerradas, como la Universidad de Luján, y algunas carreras se suprimieron. Psicología, por ejemplo, fue eliminada de las universidades de La Plata, Tucumán y Mar del Plata, donde también cerró Antropología. En la Universidad del Sur ocurrió lo mismo con Humanidades, Matemática, Física y Química. (2013, Diego Rosemberg. El Dipló Nº 171. Archivos). Para el dato regional quedan los detalles que Antropología también fue cerrada en la UNR y que la Facultad de Sicología recién se creó como tal, en 1987. Así que como carreras ó facultades, tenemos alrededor de 30 años, desde nuestro último “renacimiento”. Misma edad que la democracia sin coitus interruptus.
Mi infancia transcurrió en los `70. Y la primaria todo lo que duró la Dictadura (76 al 82). Las maestras que me tocaron en la Escuela Bernardino Rivadavia no fueron particularmente sensibles. La Srta. Gladys estaba cansadísima, se le notaba. La Srta. Nelda, por ejemplo, hacía que nos sentáramos una nena y un nene, en filas ordenadas y fue la que propiciaba que niñas y niños jugaran en patios separados. A veces, arengaba a los otros pibes, diciendo cosas como "Miren a Fabiana, que a pesar de no tener todos los recursos, cumple con la tarea". Quizá creía que me halagaba. La Vice, la Srta. Clyde (de donde saldrá eso de "señorita"?) la interceptó un día a Martita (mi madre) para decirle que "quizá deba verla un sicólogo a su hija, porque es muy marimacho". Por suerte Martita tuvo la dignidad de los que ignoran pero aman y le contestó con alguna grosería que ahora está en los anales de la leyenda familiar. En esa marea de desacreditaciones adultas, en 6to grado, apareció la Srta. Marta, mi maestra de Cs Sociales y Matemática; y a la que un día, en pleno estudio de la Constitución, le pregunté: "y porque tenemos tres presidentes y no uno?"; a lo que ella contestó: "porque vivimos en una Dictadura y luchamos para que vuelva la democracia". Siempre alentó que jugara a la pelota con mis compañerxs.
En abril de 1984 (hace 32 años), yo tenía 14 años. Dos activistas de la CHA (Comunidad Homosexual Argentina), uno de ellos Carlos Jáuregui, su primer presidente, salieron abrazados en la tapa de la revista Siete Días ilustrando la nota “Los riesgos de ser homosexual en la Argentina”. Por primera vez en el país un homosexual muestra su cara en un medio masivo. Esa nota y sus repercusiones ayudaron a promover la política de visibilidad para imponer los debates sobre represiones y falta de libertad y derechos que afectaban a la comunidad lgtb. Este hecho tiene la misma edad del último regreso de la democracia a nuestro país. (Por cierto, esta noche en Rosario se estrena el documental “El puto inolvidable” sobre la vida de Carlos Jáuregui). Mientras a Jáuregui le daban palos, yo empezaba la secundaria en el Superior de Comercio, donde 20 estudiantes y egresados habían sido desaparecidos por la dictadura y el Director del colegio, era el mismo (lo fue hasta el año 1985).
¿No es inevitable pensar, porque pudieron asesinar a Lorca, un escritor reconocido internacionalmente? ¿Porque la homosexualidad sería una enfermedad y además, curable? ¿Porque este holocausto estuvo en duda? ¿Porque las mujeres tardamos tanto en sumarnos a los procesos democráticos? ¿Porque vivimos con tanta naturalidad la desaparición de personas, la quema de libros? ¿Porque la comunidad lgtb sufría (sufre) persecuciones? ¿Porque está en duda el horror?
Muchas veces me pregunto que estaba pasando en el mundo cuando yo no sabía cual era “mi mundo”, en esos contextos donde se producen identidades. Sacas la cámara fotográfica que tenés en la memoria, y construís tu metáfora del mundo, una forma de estar, donde se constituyen los “otrxs” para ser nosotrxs.
Una de mis autoras preferidas para explicar esta parte del mundo, es para mi Rita Segato. “En este sentido, es muy importante no guetificar la cuestión de género. Esto quiere decir no considerarlo fuera de su contexto histórico, no verlo sólo como una relación entre hombres y mujeres, sino como el modo en que esas relaciones se producen en el contexto de sus circunstancias históricas. No guetificar la violencia de género también quiere decir que su carácter enigmático se esfuma y la violencia deja de ser un misterio cuando ella se ilumina desde la actualidad del mundo en que vivimos. Claro que la vemos de forma fragmentada, como casos dispersos de letalidad de las mujeres –aunque cada vez más frecuentes–, pero son epifenómenos que parten de circunstancias plenamente históricas de las relaciones sociales y con la naturaleza”. (Rita Segato, 2015. Entrevista Pagina12)
2- La villa de Freud
Tan popular es el sicoanálisis en nuestro país que durante años, existió en Rosario un boliche mítico que se llamaba “la villa de Freud”, escenario para bailar en pareja los últimos hits musicales de moda. También hay un barrio en Palermo, que se llama informalmente Villa Freud ó Palermo Sensible que está ubicado en la zona que rodea la Plaza Güemes, porque hay un gran número de residentes relacionados con el ejercicio de la psicología. También existieron allí, dos importantes cafés llamados Sigi y Freud en las inmediaciones de la Plaza. Leí por ahí también (que poco riguroso sonó) que hay 1 sicólogo cada 650 habitantes. Tres veces más que en Europa. Tenemos el record mundial de divanes.
Una amiga sicóloga italiana me dijo hace poco, cuando me contaba que iba a iniciar un proceso terapéutico con una familia, que en Italia no estaba tan instalada la idea de la terapia como la teníamos nosotros. Algo tan común: “… y porque no vas a terapia”? “porque no consultas con un terapeuta?”; “estás haciendo terapia?”; todas preguntas que una hace tan suelta de cuerpo en cualquier cumpleaños de amigxs, parecería ser una especie de apuesta segura en el desarrollo de cualquier conversación. En Rosario particularmente, está lleno de sicólogxs con maneras muy originales y osadas de serlo. Hay cierto recelo corporativo también, pareciera que los procesos mentales son parte de un saber que solo ellos ostentan. El Dios(de)Mente y MisericordiaNeurosis han protagonizado la historia de amor más apasionada y occidental desde tiempos de Montescos y Capuletos. Solo que Venecia es Rosario y el Adriático el Paraná. Ya me imagino los títulos de la película: “En el papel del Adriático: el Paraná…”
Claro que las teorías sicoanalíticas fueron introducidas por profesionales que se exiliaron durante las guerras mundiales; en America Latina y en especial en nuestro país y llegados los años ´60, fueron de enorme ascendencia entre los movimientos militantes.
Si a Freud pudiéramos situarlo en Barrio Las Flores (barrio periférico de Rosario), se llamaría Segismundo Salomón; sería migrante, iniciado en alguna religión pero no practicante, y difícilmente hubiera podido ir a la Universidad. ¿Aun así, se preguntaría el porque de su malestar? ¿Haría transferencia con el Centro de Salud de su barrio? ¿Soñaría?
Claro que esto no es más que un juego, que los contextos determinan ciertas realidades. Pero que no todo es determinismo. Tenemos a Dios también y a la ciencia. Al Estado, el neoliberalismo y la globalización. Y a los nuevos “ismos” devorándolo todo. Bien, en este contexto, resulta que soy una antropóloga que trabaja con sicólogxs.
Trabajo en una asociación civil, una institución dedicada a la Salud Mental desde hace más de 4 años. Trabajamos tanto con usuarios con consumo problemático de drogas como con personas en situación de vulnerabilidad social. Contamos con diversos dispositivos de asistencia y de alojamiento, surgidos y construidos a partir del encuentro entre distintas disciplinas universitarias, experiencias militantes, producciones artísticas y los saberes de quienes participan (Web de la Asociación Civil Programa Andrés Rosario). En ese marco, trabajamos con personas que nos dicen cosas como:
“Vengo porque estoy pasado” – “Mi hijo se está drogando y anda con mala junta”- “Tengo miedo de que me lo mate la policía” – “Salí de la cana pero me obligan a hacer un tratamiento acá”. Los equipos que trabajamos con poblaciones vulnerables, nos enfrentamos con una primera paradoja: El Estado nos “contrata” para que trate lo que el mismo Estado des-trata. Segunda paradoja: el sistema nos encomienda que re-integremos lo mismo que ha segregado y que no está dispuesto a reintegrar (es un improbable). Si se toman en cuenta estas paradojas quedamos paralizados por la angustia. ¿Cómo nos corremos de esa encerrona y nos enfrentamos con ese sujeto/a que el sistema y el Estado ha producido para la muerte?
En este marco, ¿cómo no sería político el ejercicio de nuestra profesión? ¿Cómo no requeriría de un posicionamiento ético? ¿Cómo podemos ignorar las nuevas configuraciones familiares? ¿Cómo podríamos negar las identidades emergentes? ¿Cómo soslayar el derecho al desarrollo pleno de todos los seres humanos?
“Me atrevo a decir que “aplicar” la ley no nos compete a los trabajadores del campo de la salud mental. Aplicar la ley es aquello que realizan los jueces al resolver una situación litigiosa conforme a derecho. A nosotros (desde los decisores políticos hasta los trabajadores de todos los niveles, especialidades y funciones) nos compete tomar posición en relación al padecimiento subjetivo y las condiciones de su atención. Aún si no existiera ley alguna, nada podría relevarnos de la responsabilidad de pronunciarnos acerca de lo que hacemos en el plano de la ética, la política y la clínica. El acto ético de pronunciarse acerca de la supresión de derechos, del disciplinamiento de la vida cotidiana como grotesca caricatura de tratamiento, de la institucionalización del estigma, no requiere de leyes que lo protejan ni demanda garantías de éxito. Se trata de algo previo, a partir de lo cual puede comenzar a pensarse cómo y con quien construir lo que hace falta, que no es poco. No sin riesgos, dificultades o posibles fracasos” (Mario Woronowski, 2015.Efecto natural del manicomio. Pagina12)
Es necesario contextualizar, dejar de naturalizar, las relaciones de poder. Se hace necesario comprender que vamos a ser profesionales en esta Argentina, en esta Latinoamérica, en este mundo. Poder reflexionar acerca de cual es el contexto que pensó nuestros programas de estudios, cuales son los prejuicios que nos atraviesan y como los superamos sin traicionarnos.
Nosotros lxs antropólogxs somos muy del "sujeto colectivo", los cambios culturales son procesos, entendemos que devienen de un movimiento multicausal. Los sicólogos son más de la subjetividad del "sujeto", ayudándonos a lidiar con los problemas de la vida ó de salud mental. Así que parece importante la interdisciplina, los cabildeos que podamos gestionar, juntarnos siempre con otrxs, como dice Emily Dickinson “Multiplicar los muelles, no disminuye el mar”.
3- Multiplicar los muelles no disminuye el mar
Esto dice la página de ACI Prensa, que es el nombre actual de la Agencia Católica de Informaciones (ACI) en América Latina, cuya oficina central se encuentra en Lima, Perú, donde es reconocida jurídicamente como una asociación educativa sin fines de lucro vinculada a la Iglesia Católica.
“Homosexualidad es la atracción sexual hacia personas del propio sexo. En cromosomas, hormonas sexuales y constitución física los homosexuales son normales. Hubo un tiempo, el de Freud, en que se pensó que se debía a factores hereditarios, pero esta hipótesis hoy ha sido científicamente desechada. Los homosexuales son biológicamente normales, lo que no es normal es el ejercicio de la homosexualidad. Es de advertir que el homosexual tiene instintos heterosexuales; lo que ocurre es que se le bloquean por alguna razón, que puede ser un complejo de inferioridad. Quienes de verdad se empeñan en luchar contra ese complejo, aun en casos de transexualidad, en uno o dos años acaban con sus obsesiones”.
Sabían que existen las “terapias de reorientación sexual”?, los procedimientos más radicales incluyen la terapia de aversión y la terapia de electrochoque. En 1966, el psicólogo estadounidense Martin E. P. Seligman informó que la terapia de aversión para cambiar la orientación sexual «funcionaba sorprendentemente bien», y que más del 50% de los hombres que habían sufrido la terapia habían dejado de seguir sus impulsos homosexuales.
Mucho me pregunté como es que a Yani, le costaba tanto contarle a su familia que era lesbiana. Durante al menos un año, asistí azorada al llanto irrefrenable del: “tengo miedo que me dejen de querer”. Un miedo por fuera de toda lógica (como si el miedo fuera lógico ó como si un cálculo matemático te diera la paz que te da un mantra). Hizo terapia y ahora tengo esposa y familia política. Si mi esposa estuviera aquí, diría que no fue tan matemático y yo que no fue tan lógico; pero así estamos. Ahora la que va a terapia soy yo. Pero no por desorientada ni por tener aversión al matrimonio (que podría ser) sino porque ando por demás de estresada, sobreviviendo a este mundo cruel.
“Travesti fue asesinada a golpes en la cabeza y abandonada en una fosa”
“fotos-y-video-del-macabro-hallazgo-de-un-travesti-asesinado a golpes”
“Con odio y saña, castran y asesinan a una chica trans en Córdoba”
“Jessica-la-mujer-que-mataron-por-ser-lesbiana”
“Matan a primera transexual en recibir DNI de mujer”
“Hallan muerta en su casa a la activista trans Diana Sacayán”
“Una mujer fue detenida tras asesinar a su hija por ser lesbiana”
A nivel mundial, entre 2008 y 2014 se contabilizaron 1508 asesinatos de mujeres trans; el 80% de esos crímenes sucedió en Latinoamérica. En Argentina, durante el 2014 (y parte del 2015), se produjeron 12 femicidios de mujeres trans, y al menos dos asesinatos de mujeres por su condición de lesbianas. Según el “Informe Anual de Crímenes de Odio” presentado esta semana por la CHA, “En el año 2015 se han asesinado a 13 personas de nuestra comunidad, 6 de ellas travestis y trans y 7 gays. Además de ello, 2 personas decidieron poner fin a su vida a causa del acoso –bullying- en sus lugares de desempeño social. En comparación al informe anterior del 2014, es posible determinar ahora que existió un aumento del 85 % en el número de asesinatos. Y dentro de esa estadística, el porcentaje de las personas gays se ha triplicado.”
Para Segato, no se puede pensar esta violencia por fuera de las estructuras económicas capitalistas “de rapiña”, que necesitan de la falta de empatía entre las personas –de una pedagogía de la crueldad– para sostener su poder. El cuerpo de las mujeres (y yo me permito agregar, el cuerpo trans) es el soporte privilegiado para escribir y emitir este mensaje violento y aleccionador que cuenta con la intensificación de la violencia mediática contra ellas como “brazo ideológico de la estrategia de la crueldad” (Pagina12. La pedagogía de la crueldad)
Yo no podría contarles los aportes que puede hacer la sicología a una mirada "despatologizante" del género, porque no soy sicóloga. Pero como antropóloga y lesbiana, puedo decir que mi experiencia interdisciplinar con los sicologxs, indica más o menos lo mismo que el tensiómetro de la antropología: el saber académico y el territorio (en este caso, “el consultorio”) deben dar cuenta de una interacción que contemple la disidencia sexual. Y cuando digo disidencia, hablo de la categoría política para nombrar y reivindicar identidades, prácticas culturales y movimientos políticos no alineados con la norma socialmente impuesta de la “heterosexualidad” ó el patriarcado. Se hace imprescindible problematizar la heteronormatividad: la heterosexualidad es el régimen político que asegura la reproducción de esta estructura de explotación y dominación de las mujeres. Los discursos (abstractos y "científicos” o de los medios de comunicación) que oprimen a las personas trans, lesbianas, mujeres, y hombres homosexuales dan por sentado que lo que funda la sociedad, cualquier sociedad, es la heterosexualidad.
“Pero vinculado a esto hay que entender las presiones que sufren en el momento presente todos los sujetos que viven de su trabajo. No sólo manual, sino también intelectual. Todxs estamos sujetos a una tremenda presión, una especie de intemperie y riesgo permanente que revela que nuestras circunstancias son las de un sálvese quien pueda, ya que en cualquier momento podemos ser impugnados, desechados, vueltos prescindibles, defenestrados de nuestra posición, perseguidos, despojados. Es una indefensión generalizada. Lo social deviene un marco de peligro. Ahí funciona el discurso de las vidas precarias que no son sólo de los que consideramos vulnerables (migrantes, pobres, etc.), sino de todos y cada unx, debido a que la lógica de la productividad se vuelve más y más asfixiante en todos los campos de la vida. Pensemos en las 85 personas que concentran la mitad de la riqueza mundial: no se trata ya sólo del pecado de la desigualdad por acumulación y concentración, sino que tienen poder de vida y de muerte sobre la humanidad porque su capital compra muerte, cambia leyes, suspende derechos. La situación, en este sentido, es apocalíptica. Lo que les sucede a las mujeres no puede desvincularse de este momento apocalíptico del proyecto histórico del capita”.(Rita Segato)
Finalmente, devengo en lenguaraz, que según la RAE es alguien que habla con descaro y desvergüenza. Quizá sea un poco el valor de nuestra militancia. Yo me aferro a objetos mágicos (libros, piedras, canciones, marchas, revoluciones). Trato de comprender la historia, el contexto. Hacerme preguntas: ¿para qué le sirve la sicología a una antropóloga lesbiana? por ejemplo…, leo, leo y leo, las teorías de género, queers, reviso, consulto, discuto, debato.
Yo voy a insistir en que la disidencia nos hará libres. Como sostienen algunos compañerxs, la nuestra es una bandera multicolor, no blanca. NosotrEs no nos rendimos. Luchamos. Y que otros sean lo normal.
Noviembre 2016
Disertación de Fabi Fernández en la Jornada de extensión universitaria en el marco de la cátedra “Aspectos Éticos y Legales del ejercicio de la sicología”;
Fabiana Fernández - Antropóloga
No hay comentarios:
Publicar un comentario