Archivo documental digitalizado del activismo lésbico, conformado por el registro de producciones gráficas y teóricas, registros fotográficos y sonoros, encuentros reflexivos y acciones callejeras de grupos y activistas lesbianas de diferentes momentos históricos, múltiples posiciones políticas, y diversas geografías de Argentina. Está en permanente construcción, envianos tus aportes y colaboraciones.

martes, 15 de marzo de 2011

Mariam Pessah

Ser Lesbiana o Lesbiana polítika

por mariam pessah 


Resumen
Como dice Monique Wittig, partiendo del orden material del lenguaje, hago un   juego de palabras con el término lesbiana, en el que LES significa SIN; y BI significa DOS, uno estos conceptos y empiezo a referirme a la palabra sin dos, como la propia lesbianidad que nos llevará a la transformación política.
Luego tomo el término de lesbiana polítika centrándome en su aspecto más político que sexual. Cuando las lesbianas luchamos a favor del aborto, a nadie se le ocurre preguntar si realmente abortamos. Si todas fuéramos lesbianas polítikas, ya estaríamos cambiando la sociedad.


Lesbianidad. Palabra, concepto, idea polítika  que comienza con LES BI
L de Libertad, de Luciérnaga. Luz de Luna.

Un día recibí un mensaje de Tania Navarro Swain, en el que me contaba que estaba realizando para el próximo número de la revista Labrys, un dossier sobre Lesbianismo. Me invitaba a participar. En seguida mi
boca comenzó a sonreír de un solo lado, como lo hace a veces, mientras el otro se quedaba pensativo. Por un lado su invitación me ponía feliz, por otro, comenzaba a percibir que mi cuerpo estaba queriendo arriesgarse “a más” e indagar sobre algunas cuestiones que a veces se me aparecen como estrellitas viajeras. Ideas fugaces, como luciérnagas en medio del campo. Cuando era niña, estos bichitos me producían una especial fascinación. Corría detrás de ellos con un salero en la mano, con toda la delicadeza que una niña - que se negaba a usar pollera - podía tener. Los agarraba en el aire y los iba dejando caer en el tubito verde, imaginando una linterna casera.  Mi emoción acariciaba la luna.
Faltaría tiempo para entender que el cautiverio, nunca genera luz.
La falta de libertad, de luz, no ilumina; incomoda.
Creo que estaba buscando la excusa para sentarme a pensar sobre la pluralidad de conceptos que hay dentro de la palabra lesbianidad . Algunos, creo que los tengo en un salero adentro mío y me gustaría dejarlos volar. Quiero aprovechar la ocasión y disculparme con aquellos bichitos que con tantas ilusiones atrapé entre mis dedos y ya no volaron, ni cantaron, ni dieron luz. 

Dedico este texto a las luciérnagas que hay en nos-otras.

¿Ser lesbiana, o lesbiana?
Una de las acepciones del término lesbianidad, se orienta a una “opción” sexual en la que una mujer se une afectiva y/o sexualmente a otra. La palabra lesbiana, nace en la isla de Lesbos, junto con Safo, una mañana de sol, y un poco de viento. Ella fue una poetisa rebelde que vivió en Grecia durante el siglo VII AC. Dada su característica contestataria, que poco agrada al stablishment de cualquier época, la mayor parte de su trabajo fue quemado, los versos que han sobrevivido nos dejan la primera referencia de una mujer que amó/estuvo sexo-eróticamente con otras mujeres. Para dar visibilidad a este lado de la herstoria , es que se opta por recuperar el término.

Jugando un poco con las palabras, me di cuenta que en inglés, el prefijo LES significa SIN; mientras que en español BI significa DOS. Se me antoja unir estos conceptos y hacer una invitación a recorrerlos hacia adentro. A esta primera mitad de la palabra, a partir de ahora, la llamaré sin dos.  

¿Cómo sería un mundo de existencia sin dos?  
Imaginemos que no exista la obligatoriedad de elegir entre homosexual-heterosexual, femenino-masculino, gordx-flacx, blancx-negrx, hombre-mujer, campo-ciudad, casa-miento. El agregado, las mil opciones que quedan  invisibilizadas y no pensadas desde el lenguaje y la mente, es lo que dará la riqueza, libertad y autonomía a la lesbianidad. “Debemos producir una transformación política de los conceptos claves, es decir, de los conceptos que son estratégicos para nosotrxs. Porque hay otra orden de lo material, la del lenguaje, y esta se va elaborando en base a estos conceptos estratégicos. Que a su vez está profundamente conectada al campo político donde todo lo que concierne al lenguaje, a la ciencia y al pensamiento, se refiere a la persona como subjetividad y a su relación con la sociedad. Y no podemos dejar esto dentro del poder de la mente hétero, o sea del pensamiento basado en la dominación” (Wittig, 1980). Continuando en la línea que nos trae Monique Wittig, abandonando la mente BI  podríamos pensar en otras realidades y mundos. Yo lo siento como un cielo abierto, innúmeras posibilidades, montones de estrellas. Me veo acostada en el pasto, mirándolas e inventando nuevas formas de relacionarnos y de vivir. Me siento,  nuevamente, acariciando la Luna.  
Creo que es un avance necesario darse cuenta que las sexualidades son muchas y también va a depender del momento, de las personas, de muchas cosas. Creo que no podemos crear una categoría que en lugar de libertarnos, nos oprima. Escucho todo el tiempo historias de amigas y compañeras lesbianas que han estado con mujeres y ahora les gusta un varón. O simplemente les gusta tener sexo con hombres, o se sienten atraídas por chicos que parecen gays. Y hasta por gays. ¿Vamos a cuestionarlo? ¿Seremos las policías de nuestra “propia isla de Lesbos”? No podemos crear categorías “libertadoras” que nos opriman. Tampoco que nos den vergüenza, entre nosotras, contarnos que estamos con una persona de otro sexo. ¿Pero cómo?? ¿No eras lesbiana? ¿Qué voz grita más fuerte, la interior o la exterior?
También sucede que hay parejas que a primera vista parecen heterosexuales, y al ver sus particularidades, podemos notar que son personas libertarias, contrarias al sistema y sería muy reduccionista decir que no pudieron romper con la heterosexualidad obligatoria y que el sistema les ha ganado. 

La lesbianidad polítika 
Hice esta introducción para llegar al lugar polítiko desde el cual me interesa posicionarme. 
El desafío consiste en construir una consciencia colektiva y revolucionaria . 

“El gran desafío no es solamente asumir que las posiciones de género y sexuales se multiplican y, entonces, que es imposible lidiar con ellas apoyadas en esquemas binarios; sino también admitir que las fronteras vienen siendo constantemente atravesadas y – lo que es todavía más complicado – que el lugar social en el cual algunxs sujetos viven es exactamente la frontera. (Lopes Louro, 2004: 28)

Traigo las palabras de Guacira Lopes Louro, con la idea de mostrar que por más que un sistema intente (re)encuadrarnos, siempre habrá quienes no quepan dentro, quienes por suerte (re)inventen sus vidas, espacios, cuerpos y sexualidades. La frontera es el lugar del no lugar, ¿es posible apropiarse de un espacio así? Pide cambio y atención todo el tiempo, demanda equilibrio y tensión. La frontera es un tercer lugar. Un tercer ojo donde se entrelazan varias lenguas.

“Quijano [Aníbal] no logra ver el genocidio contra las mujeres o el femicidio en Europa, que sucede paralelamente a la expulsión de los judíos y moros, y la colonización de América como parangón  de la idea de raza. Quizá es esto lo que las feministas africanas e indígenas intuyen al proponer que el concepto de género impuesto en la colonia no existe como tal en sus sociedades. El antecedente histórico del genocidio de mujeres o feminicidio que significó la caza de brujas a lo largo de varios siglos en Europa no se había dado aún en sus territorios. Eso daría más tarde como efecto de colonización y la colonialidad de género que se desarrolla como parte de la estructura colonial”. (Mendoza,  2010: 24)

Es notable aquí, como nos muestra Breny Mendoza, cómo existen varias jerarquías dentro de las sociedades. Un hombre tan inteligente como Aníbal Quijano  puede comprender la colonialidad, la esclavitud, lugares a los que los hombres pertenecen y están incluidos en su explotación, pero no deja de aliarse con sus fraternos hermanos de la clase hombre, cuando no reconoce ni puede ver el primer feminicidio del que haya registro en la historia de la humanidad. En este tipo de “no visiones”, es que se basa Adrianne Rich (1985) cuando escribe Heterosexualidad Obligatoria y Existencia Lesbiana, dando no solamente visibilidad, sino también EXISTENCIA a tantas lesbianas quemadas física y simbólicamente. La expresión existencia lesbiana es un grito que viene  a mostrar lo que otros han intentado borrar y callar de la historia oficial.

La fuerza del sin dos, genera creatividad y movimiento. ReVela rebeldía.

Entendiendo y combatiendo las causas que producen las diferencias de clase, raza, género y un único modelo de sexualidad; ayudará a la comprensión de los mecanismos jerárquicos y piramidales en los que determinados grupos se paran y gozan de ciertos privilegios atropellando la libertad del resto, de la mayoría de la humanidad. 
Dado que esas desigualdades son construidas por seres que dividen para reinar, bien podemos atacar la “monarquía” desde su raíz. O sea, ir a la matriz de esta sociedad y rehacerla en base a nuestras ganas, rebeldías, necesidades, antojos y luchas. Entiendo que la manera de desarmar este “imperio”, es entenderlo para poder desestabilizarlo. Si estudiamos y conocemos sus estructuras, podremos soñar con derribarlas.
Por eso, la lucha desde causas / banderas únicas o específicas, se mantienen en la superficie y en un cierto individualismo. Hay que levantar la mirada. La libertación estará en la imbricación de todas ellas ya que todas tienen una raíz socio-económica común. Todas ellas son “las otras” para el sistema.
“la lucha de sexos incluye la lucha de clases, pero la lucha de clases no incluye la lucha de sexos. Las feministas son, por lo tanto, izquierdistas genuinas. De hecho, están a la izquierda de lo que llamamos tradicionalmente la izquierda política.” (Beauvoir, 2009:261)
Juntando la idea de Simone, con la posición de Virginie Despentes (APUD Preciado, 2011), donde ella dice que los feminismos disidentes son el proletariado del feminismo, lo que me interesa tratar aquí son las lesbianidades disidentes, como proletarias de la lesbianidad eje-mónica. Justamente se trata de que no haya un único eje ni un modelo a seguir. Trascendiendo el DOS, lo percibiremos inmediatamente.

¿Quién sería el sujeto de la lesbiana polítika? 
Acabamos de decir que es necesario trascender el DOS, así como las imposiciones sociales heteropatriarcales. Esto significa que una mujer/lesbiana pueda elegir a sus compañerxs sexuales de forma libre de todo posible dogma. Si como decía Monique Wittig (1980), “las lesbianas no somos mujeres, como no lo es tampoco ninguna mujer que no esté en relación de dependencia personal con un hombre”, esas mujeres que eligen compañeros hombres - sea de manera coyuntural o definitiva – pero no están en relación de dependencia con ellos, bien pueden ser lesbianas polítikas. Me parece importante llamar la atención de que no todas las mujeres que están con hombres hoy día son dependientes de ellos. Se hace necesario visibilizar ese poco, - soy consciente que no son tantas como nos gustaría - porque de lo contrario, se comete el error de caer en la invisibilidad de quienes salen de la norma y estaríamos colocándolas en la misma bolsa de quien no asume la necesidad de cambio. 
Si bien no me propongo en este caso hacer una evaluación del movimiento feminista y sus aciertos y consecuencias, deseo hablar de las realidades que habito cuando veo algunas compañeras independientes / autónomas de sus compañeros, algunas de nuestro propio grupo Mulheres Rebeldes. 
Leyendo recientemente el libro de Itziar Ziga, Devenir Perra, ella entrevista a algunas personas. Reconozco las palabras de Pilar, justamente de la misma forma que nosotras luchamos y actuamos “Estamos hablando de 1982. Luchábamos contra las agresiones, siempre detrás de los abusos en todos los sentidos. Nos reuníamos donde podíamos y cuando podíamos. Era un momento de enorme lucha a favor del aborto. Cuando había que reivindicar el lesbianismo, aunque yo no fuera lesbiana daba besos en la boca a todas las que hiciera falta”. (Ziga, 2009: 52)
Lo que nos une  a todas es el objetivo común de libertación, la destrucción / desestabilización / eliminación / deconstrucción de una sociedad hétero patriarcal capitalista, de estar en pensamiento y en acción, de no respetar ninguna sexualidad eje-mónica, de estar en la lucha antiracista, y por sobre todo, nos encontramos en el climax, en el placer que sentimos en luchar, en rebelarnos a este sistema opresor.

Lesbianidad se estará oponiendo a ese sin dos, puesto que no será ni heterosexual, ni homosexual. Podríamos decir que en este caso es una tercera opción, la que viene a incomodar, a desequilibrar. A cuestionar lo ya fijado.  La idea es mostrar la cantidad de posibilidades que pueden caber de deconstrucción de las sexualidades hegemónicas, desde una consciencia y práctica feminista radikal. Citando nuevamente a la pensadora francesa Monique Wittig, vemos que “Lesbianidad es el único concepto que conozco que está mas allá de las categorías de sexo (mujer y hombre), pues el sujeto designado (lesbiano) no es una mujer, ni económicamente, ni políticamente, ni ideológicamente.” (Wittig, 1980)
Sin dos no pretende estar adentro ni afuera, la idea es estar en movimiento, en pensamiento constante, fuera de todo sistema normalizador. Dentro de las lesbianidades y sexualidades polítikas no normativas.
¿Pero por qué una mujer que elige a sus compañeros sexuales hombres no macho , debería de llamarse lesbiana polítika? Es una posición polítika, un grito ante tanta barbarie, un susto a las personas bien comportadas, una cachetada a las iglesias hipócritas. Si ellas están decididas a romper con tantas estructuras impuestas y valores torcidos de tanta moral negociada, muchas se ven reflejadas en otras mujeres y lesbianas, eligen la compañía de las brujas, la sororidad como parte del cotidiano, de experiencias de vida.

      Pero ya se hablaba de la lesbiana política hace tiempo. 
Voy a hacer mención de solo algunos casos sobre la utilización del término lesbiana polítika. Hay más, seguro, pero mi idea ahora es hacer un breve paneo sobre algunos significados que se le otorgan al término.  
Sheila Jeffreys, EEUU, feminista lesbiana radical, actuante en los años 70, lo utilizaba como  una valoración y politización del feminismo lesbiano. Ella traza la diferencia entre las feministas lesbianas y las lesbianas feministas, por eso cuando se refiere a las lesbianas políticas, lo hace con ánimos de enfatizar su posición política. Sheila se refiere a las lesbianas que sólo tienen sexo entre mujeres. Arriesgaría una posible herejía, cuando ella dice “las lesbianas deben repensar la conexión entre el sexo y la revolución" (Jeffreys, 1996: 94), encuentro que esta idea se complementa muy bien con la utilización que yo hago de la lesbiana polítika. Nuestra lucha va mucho más allá de la “sexualidad practicante”.
Adrienne Rich, EEUU, en 1980 escribe su famoso texto Heterosexualidad Obligatoria y Existencia Lesbiana. Aquí ella habla del continuum lesbiano  como forma de resistencia a las imposiciones del heteropatriarcado donde no se restringía al plano sexual, su idea era incluir una gama de experiencias ginocéntricas que abarcase la formación de lazos de defensa contra la tiranía masculina al darse y recibir apoyo práctico y político. Si bien no utiliza el término de lesbiana polítika, la idea es muy parecida. Está presente la necesaria komplicidad entre mujeres / lesbianas.
Norma Mogrovejo, Perú - México,  en su importante obra Un amor que se atrevió a decir su nombre, utiliza el término lesbiana política pero con un sentido diferente. Ella se cuestiona los orígenes de la lesbianidad y habla de aquellas mujeres que sienten que “nacen así” y otras que a partir de una consciencia feminista, llegarán a serlo, es a estas lesbianas sexuales que ella denominará lesbianas políticas. "el lesbianismo es una opción política, un rechazo consciente del patriarcado, de los roles tradicionales de las mujeres, de las limitaciones impuestas a las mujeres sobre el control de sus propias vidas. Es un abrazo consciente de las mujeres a las mujeres  como sus vínculos emocionales, eróticos, y espirituales primarios…”  (Mogrovejo, 2000: 151).
¿Modelo para armar o desarmar?
Qué sucede cuando las personas no se identifican con la marca impuesta por el sistema. Qué pasa con los seres leídos como “mujeres” que no se auto perciben  así, que nunca llegan a serlo, que no necesitan de un marido al lado para poder ser completas y prefieren seguir sueltas, raíz de soltera. Qué pasa con el sin dos aplicado al género. ¿Dónde entran en el vocabulario las mil otras opciones? Y la pregunta que tan frecuentemente se escucha, ¿cómo se pronuncia la x, la @ y el *? 
¿Queremos crear nuevos casilleros, o levantar las compuertas, desalambrar las fronteras y dejar un terreno libre a la imaginación y consecuentes acciones? Vivir, es generar permanentemente nuevas palabras, conceptos, ideas. 
Pronunciaciones. 

Como vengo sosteniendo desde el principio, no hay un único modelo de lesbiana, ¿queremos modelos a seguir? o existencias variadas y múltiples, cada una con sus personalidades, colores, tamaños, pelos, expresiones. Se trata de denunciar, de expresar de diferentes formas, la imposición a la heterosexualidad obligatoria, a un patriarcado que no queremos asumir en nuestros cuerpos rebeldes. Y mostrar que estamos en la búsqueda de una nueva sociedad. 
Si hablamos de ver / visibilizar, debemos reconocer que hay una infinidad de formas y vidas polítikas disidentes a la norma, con la posibilidad – o no – de relacionarse sexualmente únicamente con mujeres. Creo que uno de los puntos interesantes acá, es la opción de sentirse nómade, de transitar la libertad.
Podríamos hablar de la cultura como una instancia móvil, no fija. Si es construida, bien puede ser modificada. 
 Así como el hecho de haber nacido en una familia heterosexual, no nos volverá necesariamente personas heterosexuales, la circunstancia de haber nacido en una clase dominante, no significará que la persona acuerde con esa lógica, como fue el caso del Che Guevara que nació en el contexto de una clase (muy) alta, y migró hacia la revolución. 

Cuando vives en la frontera
la gente camina a través tuyo, el viento roba tu voz,
eres una burra, buey, un chivo expiatorio,
anunciadora de una nueva raza,
mitad y mitad – tanto mujer como hombre, ninguno –
un nuevo género. (Gloria Anzaldúa, 2011) 

Es necesario el estado permanente de revolución y cuestionamientos, nada podrá instituirse porque desde el momento que ello suceda, se detiene el movimiento y se congelan los cambios. 
Mientras exista la consciencia colektiva, la que es construida por una pluralidad del yo, formando un nosotrxs aktivo, siempre seremos parte, estaremos dentro.
La lesbiana polítika no tiene el objetivo de integrar las instituciones del sistema patriarcal capitalista, sino luchar contra ellas, porque son esos espacios que nos oprimen, que instalan día tras día la norma/lidad a seguir. 
¿Plantearse el ser a-normal, sería continuar con la mente BI? ¿O es proponer estar fuera de las normas, de los actos normativos que eje-monizan la manada?

Así como nacer en una clase no significa necesariamente adherir a ella, lo mismo sucede con una cultura. Haber nacido o ser criadx en un ambiente determinado, no implica destino. Que a una mujer le guste relacionarse de manera sexo-afectiva con otras mujeres, no implicará que sea una lesbiana polítika, ni feminista, ni revolucionaria, ni queer. Cuántas lesbianas ya hemos visto, que tienen una cabeza más heterosexual que muchas sexo-disidentes. Tantas parejas de mujeres que optan por mantener los roles que enseña la escuela del patriarcado ¡y los reproducen a rajatabla!  
Pero sí puede suceder al contrario, que una mujer feminista que se relacione sexualmente con hombres no macho, pueda ser una lesbiana polítika. Justamente estaríamos transitando la pluralidad de conceptos de la lesbianidad. 
Así como el ser proletario no es a priori un sujeto revolucionario, tampoco lo es alguien por quebrar la heterosexualidad sin cuestionarse un poco más allá. Lo revolucionario estará en la profundidad y pluralidad de la lucha, en sus raíces. 


¿Qué cosas el término sin dos viene a decirnos?
 “alguna cosa sobre el tesoro que se disfraza, que 
está donde menos se espera, que es sólo cuestión de 
descubrirlo” (Lispector, 2009:198)

Aquí yace el kid de la cuestión. La propia lesbianidad atesora la  respuesta, ya que el término es inherente a la acción.
 Si conviven en la misma casa-palabra lesbianidad y sin dos, podríamos verlo como un tesoro a descubrir. Pocas personas lo ven y ahí está, al alcance de la vista, en la punta de la lengua, de… ¿cuántas bocas? 

“Conforme Derrida, la lógica occidental opera, tradicionalmente, a través de binarios: este es un pensamiento que elige y fija una idea, una entidad o un sujeto como fundante o como central, determinado, a partir de ese lugar, la posición del “otro”, su opuesto subordinado. El término inicial es comprendido siempre como superior, mientras que el otro es su derivado, inferior”. (Lopes Louro, 2004: 42)

Lesbianidad ES. No se subordina a nadie, no es “la otra" de una sexualidad dominante. Lesbiana no es adjetivo de mujer, es sustantiva y sustanciosa en sí misma.
Nace en un sistema patriarcal, heterosexual, capitalista y viene a llamarnos la atención sobre ellos y pretende, con su presencia, desconstruir hasta eliminar todo rastro de la heterosexualidad obligatoria, del patriarcado en todas sus formas y así como de las clases hombre y mujer.
La lesbianidad polítika no admite jerarquías. Habita el círculo, enciende fogatas y baila al ritmo de la revolución. Ser lesbiana polítika es una fiesta en movimiento.

Que la tortilla se vuelva
Desde el movimiento social se llegará por otro camino a la revolución. Una vez más, demostrando que la existencia lesbiana se opone a cualquier binarismo, por la calle las lesbianas comenzarán a ser llamadas, peyorativamente, tortilleras. 
En la cocina de mi abuela Victoria, aprendí ya de niña, que para preparar una tortilla primero se cuecen las papas en la sartén, luego se agregan los huevos y más tarde, ayudándose con una tapa de cacerola, se da vuelta todo el contenido. ¿Cuál podría ser la metáfora de todo esto? Asumirse lesbiana, tortillera, torta, trae en sí la necesidad de darse vuelta, mirar la realidad desde otro ángulo. ¿O será que ya se es lesbiana porque una comienza viendo la vida desde otro lugar?
Aquí entramos en un punto muy interesante. ¿Cualquier lesbiana que esté con otras mujeres tendrá esa capacidad? Yo me animaría a decir que sí en potencia, la lesbianidad viene con la semillita de la revuelta en forma latente, pero será con nuestras rebeldías y desobediencias aktivas. Estará en nosotras cultivar el ISMO para dar vuelta esa realidad en la que no haya más personas oprimidas. De esta forma la lesbianidad pasa a ser lesbianISMO, como socilalISMO, anarquISMO, feminISMO: una lucha polítika. 


  ¿Y con la sexualidad?
¿La sexualidad entre mujeres, es fundamental para el cambio del cual estamos hablando? En un momento llegué a creer que sí, hay muchas teorías y escritos que hablan de la importancia del erotismo lésbico. En la práctica llegué a conocer otro lado de lo vivencial. Desde el 2008, en Porto Alegre, las Mulheres Rebeldes venimos articulando con varios grupos contra hegemónicos para el 29 de agosto, Día Nacional de la Visibilidad Lésbica. En nuestro grupo no tenemos un modelo único de sexualidad, sería contradictorio con lo que decimos y pensamos, pero todas somos sexo-disidentes, lesbianas polítikas. Así es el caso de una de las chicas que tiene su compañero y una hija de 7 años. Ellas vienen juntas a las marchas y llevan carteles. Desde afuera no se ve ninguna diferencia. Bien podría ser otra madre lesbiana yendo con su hija a manifestarse. ¿Alguien podría afirmar que esto no es vivencial? A todas nos pasa por el cuerpo, a algunas les genera unas preguntas, en cuanto otras se afirman en su autoestima. También se fortalecen los lazos afectivos. ¿Qué pasará por la cabecita de la niña, cuando en la escuela hablen mal de las lesbianas, peyorativamente de las tortas/tortilleras? Cuando para ella son términos que nacen politizados. Su visión del mundo ya está siendo modificada. Las proletarias de la lesbianidad, se hacen presentes.
Además, nunca sabemos cuando a una mujer le empieza a interesar otra/s. Sería dogmático y poco libertador tener que dividir al mundo de a dos, entre las lesbianas y las que no los son. O las que aun no lo son, o las que ya no lo son.
 En lugar de caminar en esta lucha con miras hacia la libertad, hay grupos que deciden “normalizarse” y cuanto más parte sean de este sistema, mejor. Yo prefiero el lado queer. Como escribía hace unos años Beatriz Preciado 
“En cuanto a los movimientos de liberación de gays y lesbianas, dado que su objetivo es la obtención de la igualdad de derechos y que para ello se basan en concepciones fijas de la identidad sexual, contribuyen a la normalización y a la integración de los gays y las lesbianas en la cultura heterosexual dominante, lo que favorece las políticas pro-familia, tales como la reivindicación del derecho al matrimonio, a la adopción y a la transmisión del patrimonio” (Preciado, 2011).
En cuanto estos grupos normalizadores están “ocupados” intentando asimilarse al sistema, nos-otras luchamos por la Ruptura de la Monogamia Obligatoria. Entiendo, como ya escribí una vez en un artículo que “Tenemos la sartén por el mango, y el mango también, para decir no a esta monogamia obligatoria que tanto nos oprime, cuya función básica es la reproducción del sistema del capital y de la propiedad privada, también en los cuerpos de las mujeres” (pessah, 2010). 
Es interesante poder pensar la sociedad desde otra perspectiva. En lugar de seguir constituyendo familias sanguíneas, podemos reunirnos en núcleos afectivos con personas elegidas. Así estaremos eligiendo nuestros lazos y relaciones y, al mismo tiempo, evitando la carga histórica (e histérica) que la iglesia y los mandatos patriarcales le han puesto a la palabra familia.


  Komunidad – común unidad
Hablo desde el lugar de quien sueña – hace ya unos años – en vivir en una komunidad rural. Hace tiempo que mi deseo se viene despertando a construir y habitar un espacio komunitario entre lesbianas feministas. Pero con el tiempo, mis deseos y yo fuimos cambiando. Hoy no deseo un lugar sólo entre “mujeres” sino un espacio feminista anticapitalista. Eso quiere decir, una construcción colektiva con almas y cuerpos antipatriarcales. Ya no creo en una división biológica, le apuesto a una construcción de consciencia feminista, libertaria y colektiva. 
Dejamos atrás el siglo XX, tal vez para entrar en el XXY. 
Mientras tanto se preguntarán qué tienen que ver mis deseos de komunidad con este texto. Entiendo la común unidad como un acto de llevar a la práctica un laboratorio de vida. Es necesario pensar, leer, cuestionar, pero sin la acción, es casi como caminar con una sola pierna. Nos podemos caer y no solo lastimarnos, sino que dejaremos de avanzar. 
Las comunidades traen al interior la mecánica patriarcal capitalista, por eso es preciso alternar constantemente entre teoría, al estudiar y debatir; y práctica, desde lo cotidiano. Es una dialéctica, pura praxis que poco la vemos implementada. Lxs revolucionarixs se dividen, así como en el trabajo capitalista, entre lxs que piensan y lxs que ejecutan. Esto, dentro de las comunidades, formaría una unidad vivencial fundamental. En otras palabras, la diferencia tajante de una komunidad, es la interacción políticamente con el contexto donde se ubica.

Es con la reflexión y la práctica unidas que podremos realmente cambiar esta sociedad, con una visión global del planeta, de la sociedad, de la humanidad que debemos pensar nuestras actuancias y cómo vivir en este mundo. Cotidianamente, nos encontramos con hombres cuya ideología es de izquierda, pero no reconocen el sistema patriarcal, creen que todo eso es un invento occidental y blanco (cuando no de las mujeres); pero resulta que en el momento de terminar de comer, ni se les ocurre lavar su plato, menos aún, el de las otras personas, cosa que socialmente sería exigido a las mujeres.

No pretendo aquí hablar de exclusión, sino de afinidades, para poder avanzar. Hay gente que sostiene que debería haber opiniones contrarias para tratar con la realidad. Yo creo que las “realidades” están en todas partes y lo que noto, cuando las personas son muy diferentes, también lo son sus objetivos. Si no partimos de una línea básica común, se vuelve todo muy desgastante y se estanca el movimiento. Se confunden los objetivos y se acaba evaporando el horizonte dentro de una nebulosa.
No tengamos miedo a unirnos entre “parecidxs”, ni siquiera creo en lxs iguales. A veces los mayores problemas se presentan en lo cotidiano, porque a una persona no le gusta limpiar, otra habla de forma compulsiva, y una tercera deja la puerta de la heladera mucho tiempo abierta. Esas cosas acaban tomando proporciones gigantescas, con lo cual, siempre estaremos lidiando con los desafíos de este mundo en mucho niveles. 

Nuevas formas de relaciones
La komunidad la pienso en un espacio rural, donde cada persona tenga la posibilidad de tener su cuarto propio, y muchos lugares en común. La arquitectura va a entablar, necesariamente, nuevas formas de relaciones; si pensamos en un lugar donde se pueda estar solxs cuando se lo desea, acompañadxs cuando así se lo quiera. Todo dependerá de nosotrxs. La propuesta es habitar, estudiar y trabajar en y desde un lugar polítiko.
En un espacio en el que no exista la propiedad privada, se podrán trabajar las relaciones afectivas, la desterritorialidad del “corazón”. Qué es para nosotrxs el amor, qué significado se le querrá dar. Por qué siempre se asocia este sentimiento con el romanticismo, viajar por sus raíces hasta entender los orígenes será necesario para crear nuevos cimientos de esta otra sociedad. Si como dice Coral Herrera Gómez (2011), el amor es un dispositivo de control, sería muy interesante llevar la lupa a este punto y así, entender sus causas.
Como toda Comunidad, va a precisar auto-sustentarse. Será necesario tener huertas y animales para consumo propio, pero también seminarios, encuentros y coloquios feministas que funcionen allí; así como estudios de permacultura. Sería lindo poder aprender a hacernos nuestras propias casas, no tener que contratar mano de obra sino utilizar las nuestras, como funciona en la práctica en tantas comunidades.
También, tendría que haber diferentes espacios para quien viene de afuera; tanto para participar de los encuentros, como para una vivencia komunitaria, una especie de hostal. Eso generaría ingresos e intercambios. También tener varias cooperativas funcionando, como una gráfica, panificación, una gran librería. Un centro de arte con exposiciones permanentes, obras de teatro, noches literarias a la luz de las velas, de la Luna y de las estrellas.

Qué emocionante sería tener un laboratorio permanente. Pruebas y errores, descubrimientos, nuevos conocimientos. Creo que esta komunidad tendría que proponerse como gran desafío, la construcción del futuro en que anhelamos vivir. Debe ser un reto fantástico sentirse parte de su elaboración porque a ser rebelde llega cualquiera – sobre todo en la juventud -, pero continuar siéndolo es el gran desafío. Para construir una vida alternativa a la que el sistema hétero-patriarcal-capitalista-racista impone, hay que ser muy creativx, por eso, la necesidad de crear espacios para estudiar y comprender nuestra historia tan apagada, tergiversada, adormecida por la dictadura patriarcal. Por eso le apuesto a una komunidad latinoamericana y caribeña, podría ser una referencia mayúscula para la herstoria, presente y futuro de lesbianas y mujeres.
Es necesario crear un laboratorio de rebeldías, de sueños y la materializa(c)ción de otros mundos posibles.
¡Esta sí que es una buena tortilla!

Porto Alegre, marzo de 2011
Un “poquito” editado en abril de 2016
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Fuente Mariam Pessah
                     Sexualidades nómades
                     Libro Malena y el mar

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