La piedra de la memoria
Primero, está la afectividad, que asume que el cuerpo es algo distinto a un punto matemático y le da volumen en el espacio. Luego, son los recuerdos de la memoria los que enlazan los instantes unos a otros e interpolan el pasado en el presente. Finalmente, es nuevamente la memoria bajo otra forma, en la forma de la contracción de la materia, la que hace aparecer la cualidad. (Es por tanto la memoria la que hace del cuerpo algo más que instantáneo y le confiere duración en el tiempo).
-Gilles Deleuze
La memoria lésbica tiene la edad del primer atisbo de lo vivo: la antiguedad de la brizna de la hierba más mínima, la antiguedad del azoramiento de la luz recién aparecida. No hay en la historia de lo vivo, algo, cosa o emoción o actividad o experiencia, que no forme parte de nuestra memoria; memoria que no nos refrenda humanas, sino vivas, con cuerpos que celebrar y símbolos que destruir y muertes que vengar y renglones por llenar.
La historia, lo sabemos, será siempre la historia del laberinto del patriarcado y de la heteronormatividad, la historia de una mirada que vuelve llano y mudo y árido lo que ve. En cambio, nuestra memoria es la mirada que hilvana, en esa meseta, los puntos centelleantes de la lucha por hacer estallar la embustera iconografía heredada que nos condena a vivir los cuerpos, el amor, el género, el sexo siguiendo los dictados de un guión tan opresor como perimido. Una mirada que devuelve la huella del pasado, armada de energía pendenciera, a un tránsito de disidencias siempre nuevas.
Memoria no es repetición ni reproducción. Memoria no es origen ni copia; no capitula frente a las exigencias de linealidad y eficacia de la historia. La memoria pincha, la memoria apunta: es aventura y también molestia. No es Una, no es total, no es fundante: es fragmento vital, polifónica, múltiple y heterogénea, densa y rara y belicosa. No progresa, coexiste, y por presión de su presencia, un modo de vida termina desgastado. Y otro surje.
Memoria punza, crece, abre rutas de fuga: en el barro y en el altillo.
Nuestra memoria no comienza con el aletear de una mariposa, no está en la oscuridad del clóset, ni en los estratos inmóviles del pasado, no es fotografía ni escultura paralizada para siempre en gesto inútil, no es muerte ni principio, está en vos y en mí, la llevamos al trabajo, a la plaza, a la fragante boca húmeda de la amada; está ahora enfocando tus ojos, los míos, en el objetivo de su ataque mientras en las manos, las tuyas, las mías, la gruesa piedra de la liberación, se muere por volar.
texto enviado para la presentación del blog Potencia Tortillera, archivo digitalizado del activismo lésbico, Buenos Aires, 17.09.2011
2 comentarios:
Vibrantes palabras de Macky para coronar la noche!
Gracias muchachas,
besos
Gracias, Pauli.
¿Cómo no estar feliz ante este pródigo artefacto de ver y de ser vistas que es el archivo?
:D
Mac
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