Enjambradas es un espacio lúdico y separatista (lesbianas, pansexuales, mujeres cis heterosexuales, personas trans, bisexuales, asexuales, disidencias y otros néctares) de lectura y escritura de nuestros feminismos del sur del Sur. Buscamos un “nosotras” no como un lugar al que se llega, sino como un espacio al que se entra para construirlo.
En este espacio pretendemos jugar, pensar en la tensión y el conflicto de nuestras lecturas del feminismo de hoy y no así de los acuerdos pretendidos. Abortamos esos acuerdos para habitar la contradicción entre lo políticamente correcto y lo irremediablemente urgente de decir.
Construimos un espacio para pensar(nos) lejos de la certeza de cualquier tipo de respuesta. ¿Qué es ser feminista? ¿Que imaginamos por feminismo? ¿Qué pueden nuestras escrituras? ¿Qué pueden nuestras lecturas? ¿Que pueden nuestros cuerpos?
Porque la ficción es material y nuestra materialidad es precariedad como modelo de conocimiento, nos sostenemos en la precariedad de la otra.
Ensayamos formas diferentes de mirar, pensarnos y afectarnos. Ensayamos formas de decir(nos) en la tensión constante de una experiencia irremediablemente material porque nada de lo que hacemos excede la encarnadura del cuerpo. Nada de lo que hacemos es escindible del cuerpo.
Lo nuevo es desprogramar la amnesia. Sospechar del silencio y hacer visible el olvido impuesto al cuerpo en el decir sobre nosotras mismas. Estas son las políticas del saber y de la ignorancia heterocapitalista (como dice la val flores) que nos hieren y que serán contrarrestadas con una ética escritural anti/contra-domesticadora.
Entendemos la regulación y los circuitos del conocimiento, de nuestras voces, ritmos y del color de nuestra escritura como una regulación afectiva: es una regulación no solo de lo pensable, sino de las formas de sentir donde la contradicción es protagonista. No queremos un juego de la verdad: estamos jugando a la contradicción y nos erotizamos en el camino. Queremos un feminismo políticamente incorrecto.
Formamos un enjambre porque como las abejas somos un grupo de subjetividades que se encontraron azarosamente compartiendo el mismo deseo: armar manada por fuera del rebaño. Hacemos un esfuerzo por dejar la vieja colmena institucional heterocapitalista superpoblada de violencias que nos desafectan para comenzar un camino de aprendizaje arduo y escarpado en la educación de nuestros afectos y solidaridades, en la formación de una autonomía relacional y afectiva. Este camino no lo hacemos desde la nada, sino que traemos con nosotras el néctar de nuestras ancestras para inscribirnos en genealogías habi(li)tantes.
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