Archivo documental digitalizado del activismo lésbico, conformado por el registro de producciones gráficas y teóricas, registros fotográficos y sonoros, encuentros reflexivos y acciones callejeras de grupos y activistas lesbianas de diferentes momentos históricos, múltiples posiciones políticas, y diversas geografías de Argentina. Está en permanente construcción, envianos tus aportes y colaboraciones.
jueves, 23 de agosto de 2018
val flores
La pregunta como sabotaje epistémico[1]
Nuestro presente de represión estatal, militarización del espacio público, criminalización de la protesta social, de una creciente violencia contra lesbianas, maricas y trans, de razzias a las trabajadoras sexuales travestis y trans, de persecución a los pueblos originarios, de negacionismo, ajuste y despidos masivos, de avance de los promotorxs de “la ideología de género”, de destrucción de la escuela pública y desmantelamiento de los programas sociales del estado, de acelerada precarización laboral, de descarnadas políticas migratorias racistas, todas éstas tecnologías de disciplinamiento social, racial y sexual, crean una atmósfera política turbulenta, arrasadora y de radical antagonismo.
Un escenario neoliberalizado que, por su conflictividad, resulta propicio para explorar críticamente las imágenes educativas de los procesos emancipatorios. Desde una activación poética de la pedagogía desinstitucionalizada, hecha con itinerarios metódicamente desprolijos y un lenguaje educativo trastocado por las contaminaciones políticas y artísticas, pulsionada por la disidencia sexual y los feminismos excrementicios (aquellos más preocupados por los desechos que producen las corrientes mayoritarias articuladas por la representación, la masividad y la identidad)[2], quisiera compartir en este ejercicio modesto y perspicaz de pensar conjuntamente, preguntas e inquietudes alrededor de tres ejes, que considero de manera articulada y fundamentales en la construcción de experiencias educativas: las políticas de la lengua, las políticas de los cuerpos, las políticas de la imaginación.
Políticas de la lengua
Las políticas de conocimiento son disputas por las palabras, por modos de escribir que son modos de pensar. Intervenir en las prácticas del lenguaje es afectar la forma en que se organiza el poder.
¿Qué lugar ocupa en nuestra reflexión pedagógica la materialidad del lenguaje y su poder performativo en un escenario de creciente desigualdades? ¿qué políticas de la lengua ejercitamos en el espacio educativo para quebrantar el imperativo de pensar y actuar bajo los parámetros de la transparencia y la claridad como estándares neoliberales del consumo? ¿qué lenguas irreverentes hablamos como educadorxs en las aulas y en los espacios educativos autogestivos? ¿qué vocabularios usamos y qué gramáticas producimos en nuestros discursos, prácticas y silencios dentro de un espacio institucional que promueve la estandarización e higienismo del lenguaje pedagógico, apagando su potencial poético, político y estético? ¿qué escrituras educativas sacuden la gestión técnica de la palabra y su racionalidad instrumental que sigue aniquilando nuestras vidas como tortilleras, intersex, maricas, locas, travestis, trans, bisexuales, mujeres, chongas, géneros fluidos, borrando las memorias de nuestras luchas y silenciando los saberes construidos en el callejeo de nuestras disidencias? ¿qué sensibilidades epistemológicas construyen nuestras escrituras como educadorxs? ¿las escrituras que incitamos a producir en nuestros estudiantes desordenan los protocolos de la normalidad y las necromilitancias de la costumbre? ¿construimos las condiciones para operar poéticamente con la lengua como gesto que interrumpe los modos de normalización de la vida? ¿puede ser la lengua pedagógica una lengua trastornada de preguntas y no de certezas autoevidentes? ¿lo puede tolerar nuestro habitus pedagógico colonial?
Políticas de los cuerpos
La acción educativa es una acción corporal que acontece entre los cuerpos o contra los cuerpos, implica pensar en una disputa tanto por las corporalidades como por las palabras que serán posibles y vivibles en el espacio escolar en un momento histórico específico.
Nuestras prácticas pedagógicas y las dinámicas institucionales construyen y a la vez eliminan cuerpos, por eso, esas mismas prácticas son formas de archivo de nuestras técnicas de supervivencia y, también, del aniquilamiento estatal. Existen en la escena educativa una multiplicidad de microsituaciones que involucran asuntos tanto pedagógicos como personales a la vez. El lema feminista lo personal es político, que vuelve la cotidianeidad de los cuerpos un asunto de poderes y disciplinamientos, al desnaturalizar sus jerarquías y desigualdades, en el espacio escolar muta hacia lo personal es pedagógico, porque cada gesto, silencio, resistencia, pregunta, titubeo, que desborda los cuerpos de docentes y estudiantes, es asunto de historias, normas y saberes que cruzan nuestras vidas y desgarran la normatividad escolar.
¿Dónde ubicamos la pregunta por el deseo en nuestras pedagogías? ¿qué lugar ocupa el erotismo en nuestra práctica pedagógica como pulsión epistemológica? ¿nos arriesgamos a pensar las identidades sexuales, raciales, de clase, como políticas públicas de conocimiento y desconocimiento? ¿qué efectos políticos y materiales provoca el tratamiento de las identidades como mera información o taxonomía clasificatoria de deseos y experiencias? ¿cómo producimos las identidades en nuestros relatos: bajo el modelo del individualismo liberal y su espectro limitado de identidades discretas y normalizadas, o apostamos a procesos de singularización donde la diferencia aparece como acontecimiento no programable? ¿cómo se articulan en nuestra práctica producción de saberes y producción de afectos? ¿qué afectos normalizadores se les pegan a nuestras prácticas pedagógicas? ¿qué afectos o desafectos producen nuestras preguntas pedagógicas? ¿qué herramientas afectivas, intelectuales e institucionales necesitamos crear para hacer proliferar los escenarios educativos como territorios de diálogos para dislocar los imaginarios sexuales, las narrativas estereotipadas del placer, las asignaciones de género, los escenarios trágicos, las sensibilidades impolutas, los imperativos morales? ¿lo que hacemos (o dejamos de hacer) en los espacios educativos nos hace participar de la privatización del estrés, el malestar, la decepción, incluso del placer, como gestión anímica del presente? ¿Qué lugar tienen los agenciamientos de placer en nuestra práctica? ¿activamos pedagogías que no terminen por desexualizar el lenguaje del sexo como modo apropiado y aceptado de hablar las sexualidades en un contexto conservador y de pánico sexual?
Políticas de la imaginación
Las economías de la imaginación forman parte de las políticas de conocimiento que atraviesan nuestros cuerpos docentes, las prácticas escolares y las configuraciones institucionales. La imaginación es un reservorio de deseos y ansiedades culturales, socialmente prohibidos o legitimados, una poderosa herramienta en el proceso educativo, con frecuencia en formas perturbadoras e impredecibles. En este sentido, la heteronormatividad no es meramente una norma sexual que instituye identidades, es un modo hegemónico de conocimiento que modeliza nuestra interpretación de los cuerpos y forcluye al mismo tiempo la posibilidad de pensarlos, vivirlos e imaginarlos de otra manera. Por eso, la disputa por la imaginación educativa es una lucha por las palabras que construyen los relatos (im)posibles de nuestros cuerpos, desafiando así los modos operativos de nuestras obediencias epistémicas.
¿Qué cuerpos hace posible imaginar el conocimiento heteronormativo y cuáles no? ¿Qué corporalidades de docentes y estudiantes imaginamos cuando imaginamos la educación: mujeres con vagina, varones con pene, varones con concha, varones con pechos, mujeres con pene, personas intersex, lesbianas que no son mujeres, maricas que no son hombres, entre muchos otros? ¿cómo operativizar la imaginación como plataforma somática e histórica de experiencias rebeldes y radicales para producir interferencias/interrupciones de las formas militarizadas y tecnocráticas del saber que profundizan las políticas educativas neoliberales? ¿qué imágenes de la emancipación como gesto capilar, como susurro ético, como diáspora antidisciplinar, como un nombre que continuamente se desnombra, como una microficción disonante, podemos imaginar en nuestros contextos educativos situados? ¿dónde habita la insolencia de esos sueños fugitivos que atesoran las ficciones desde el sur de nuestra práctica educativa? ¿cómo atrevernos a imaginar otros mundos y otros cuerpos con nuestros vocabularios pedagógicos plagados de tecnicismos y terminologías neoliberales que cancelan el conflicto y la politicidad del deseo? ¿cómo descolonizarnos de ese impulso anestesiante que hace de la estabilidad conceptual y la armonía institucional la forma prescriptiva del hacer educativo?
***
Este ejercicio extático y proteico de preguntas convulsivas como técnicas del saber corporal, habilidades políticas y artesanías afectivas, sitúan el ethos educativo en la disputa contra el neoliberalismo. Diseccionar las imágenes codificadas para la óptica de la espectacularización de las transformaciones, supone abrirse a las preguntas por las lenguas, los cuerpos y la imaginación como una interrogación por los modos de vida, preguntas menos interesadas en la definición y la explicación, y sí preocupadas por la implicación y el desvío.
Si como dice el Comité invisible, “quien sabe hacer funcionar un sistema sabe también sabotearlo eficazmente”, la emancipación más que una nueva forma de conocimiento, implica la capacidad de plantear preguntas que, desde el secreteo, el rumor, la opacidad y las entrelíneas, minen el lenguaje neoliberal y su episteme necropolítica colonial.
[1] Texto para Mesa 7: Educación, Cultura y Procesos Emancipatorios: Encrucijadas culturales y pedagógicas del sur latinoamericano frente al discurso neoliberal. PRE-CONFERENCIA CLACSO 2018 - Pensamiento(s) del Sur: miradas epistémicas descentradas, en diálogo y en fuga. Jornadas de diálogo y discusión interinstitucional. 23 y 24 de agosto de 2018. Ciudad Universitaria, Universidad Nacional de Córdoba.
[2] Halberstam (2018) los denomina feminismos sombríos, porque se ocupan de deshacer, desarmar y transgredir, y apuestan a la posibilidad de pensar que las alternativas pueden emerger de “las turbias aguas de un terreno negativo y oscuro, ilógico y a menudo imposible, de crítica y rechazo”.
publicado en escritos heréticos
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