Archivo documental digitalizado del activismo lésbico, conformado por el registro de producciones gráficas y teóricas, registros fotográficos y sonoros, encuentros reflexivos y acciones callejeras de grupos y activistas lesbianas de diferentes momentos históricos, múltiples posiciones políticas, y diversas geografías de Argentina. Está en permanente construcción, envianos tus aportes y colaboraciones.

lunes, 12 de octubre de 2020

Alerta Torta


 ¿Qué tenemos para decir las disidencias?

Lo cierto es que tenemos muchas cosas para decir y denunciar. 

Porque las vemos reactualizadas y porque nos atraviesan como el mismísimo primer día de saqueo. 

Queremos denunciar la extracción ilimitada e indiscriminada de nuestro suelo, y del trabajo de nuestrxs hermanxs. Y queremos aún gritar y llorar por la matanza y desaparición de miles de seres que habitaban este suelo, los cuales fueron, cuánto menos, explotados hasta darles muerte. 

Pero, además del dolor que nos genera el sometimiento de todxs los seres de este territorio, no olvidamos que para nuestras corporalidades, la espada y la cruz, han significado -y significan aun- la derrota de nuestras posibilidades de vivir siendo quienes sentimos ser. 

Simbolizan el sometimiento a un régimen de lectura de nuestras cuerpas que, además de ser racista, patriarcal, capitalista, cristiano y capacitistas; es cisheteronosmado. Junto al régimen de extracción de toda fuerza corporal, se instaló otro de obturación de posibilidades de vida. 

La cruz y la espada significaron la cisheteronorma regulando los sentires y los actuares de todxs y cada unx de los habitantes de este suelo. Europa llego con toda su basura y nos la hizo comer durante varios siglos. 

Se torturó y eliminó todo rastro de corporalidades disidentes, y se lo hizo espectáculo para que nunca más nadie se atreva. Y así, miles de subjetividades disidentes viviendo a escondidas, en silencio, sintiendo culpa y/o asco por ser quienes querían ser. Antes y hoy también. 

Se premió y se lo hizo en nombre de un dios y de un rey. Y hoy muchos anhelan el mismo deseo, el de inviabilidad de nuestras vidas, de nuestros deseos, de nuestros sentires, de nuestras corporalidades. Y hoy, al igual que ayer, ejecutan su deseo con la misma saña e impunidad. 

Porque no hay que desmerecer, nunca, el poder -ni el odio- que tienen para dispensarnos la cruz y la espada. Hoy, como siempre, pero más que nunca, denunciamos la colonialidad y el colonialismo y reivindicamos el respeto a las diversidades todas.

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