Izquierdas, feminismos y disidencias sexuales*
La mesa se propone hacer un análisis histórico de los encuentros y desencuentros de las izquierdas, los feminismos (en plural ambos) y el movimiento LGTBIQ de cara a pensar una agenda de lucha política que nos (re) encuentre ¿nuevamente? hermanadxs.
Nos han pedido que intentáramos realizar un contrapunto entre lo histórico-biográfico y el análisis político de los encuentros/desencuentros entre izquierdas, feminismos y disidencias sexuales.
Este requisito me ha resultado una tarea difícil debido a mis múltiples pertenencias identitarias: antipatriarcal, lesbiana, anticapitalista y clasista. Y cada una de estas identidades remite a tradiciones políticas diferentes y cada una de ellas tramita de manera distinta también la posición de enunciación.
Para empezar cómo hablar en primera persona del singular cuando formo parte de un colectivo: Desde el Fuego. Y cuando también me siento parte de una comunidad: la LGTBIQ.
Mi recorrido militante arrancó en el colegio secundario, como activista que participaba de las asambleas estudiantiles y de los cortes de calle por calefacción. Luego en la universidad la participación también continuó en tanto que activista independiente que se acercaba tanto a las asambleas generales de la facultad, como a las de mi carrera: Cs. de la Educación. Al finalizar la cursada resolví organizarme, es decir, formar parte de un colectivo. Primero dentro de una comisión, la de Políticas Educativas, para luego pasar a conformar una agrupación de carrera y disputar el cogobierno. Pasaron varios años hasta que me sumé a un colectivo de facultad que formaba parte de una corriente universitaria: CAUCE y hoy hace ya 4 años que formo parte de este proyecto.
Recientemente conformamos la colectiva diversa y antipatriarcal Desde el Fuego y la militancia en este espacio se juega en otros sentidos, impacta subjetivamente en mí. A partir del feminismo y de lecturas de activistas lesbianas, maricas y trans comprendí que lo que está en juego en esta militancia son condiciones básicas de existencia.
Entendí que la visibilidad no es por mí, ni por vos, sino por nosotrxs en tanto que comunidad.
Que de esa militancia orgullosa dependen muchas vidas, porque aún tienen vigencia la discriminación y la violencia. Porque el cambio cultural todavía es una tarea pendiente.
Sin dejar de reconocer el cambio de escenario. NO es lo mismo hoy que los ‘80 de Jáuregui. NO. Sin embargo, todavía hoy nuestrxs compañerxs son agredidxs, violentadxs, discriminadxs, asesinadxs y no necesitamos examinar los casos extremos de países como Rusia y Uganda, donde recientemente se han sancionado marcos legislativos punitivos de las sexualidades disidentes. NO precisamos de la pena de muerte regulada por los estados nación para entender que nuestras vidas están en riesgo. Esos casos solo son expresión de la institucionalización de valores culturales homolesbotransbifóbicos.
La apuesta política por la visibilidad entonces se erige como tarea fundamental para nuestra comunidad, no solo para lxs activistas, porque en esa apuesta están en juego nuestras condiciones de existencia más básicas.
Necesitamos ser más quienes nos animemos a amar, desear y coger con personas del mismo sexo con orgullo al hacerlo.
Necesitamos saber que somos más quienes habitamos la sexualidad de manera disidente para saber que no estamos solxs y que contamos lxs unxs con lxs otrxs.
Por otro lado, así como para la tradición feminista el posicionarnos en la primera persona del singular ha sido clave históricamente, donde “Lo personal es político” nos ha habilitado a enunciar y pensar(nos) desde esa primera persona del singular para problematizar(nos) a nivel de las subjetividades. En algunas tradiciones de izquierda nos colocan/posicionan en una primera persona del plural, en un nosotrxs, en un colectivo que apunta a cambios y transformaciones de orden estructural, con sesgos economicistas, que si bien contemplan a lxs sujetos, lxs trascienden. Invisibilizando y/o desconociendo el plano subjetivo que recupera uno de los feminismos.
Como parte de un espacio de izquierda: la Corriente de Organizaciones de Base La Brecha, donde problematizamos estas cuestiones y planteamos la necesidad de prefigurar nuevas relaciones sociales en el presente, este cruce entre los cambios subjetivos y la transformaciones globales: económicas, sociales, etc es nodal. El aporte que el feminismo radical ha hecho al postular que las relaciones de poder no sólo existen en relaciones macro (como las que se tienen con el Estado y con la clase dominante) sino que también se encuentran presentes en las relaciones de pareja, así como en todas las relaciones que podamos llegar a establecer, nos habilita a contemplar las múltiples opresiones que nos atraviesan: etáreas, de clase, sexo-genéricas, raciales, etc.
Retomando entonces, esta tarea prefigurativa que nos proponemos es en diferentes planos y contra las múltiples opresiones que nos atraviesan. Por un lado, una de las tareas prefigurativas es de orden micropolítico, de cambio de nuestras subjetividades, de cuestionamiento de nuestras prácticas cotidianas heteropatriarcales. El cuestionamiento de los microfascismos, de los micromachismos que todxs comulgamos porque nos hemos educado en una sociedad heteropatriarcal.
¿Por qué heteropatriarcal? Porque nos interesa dar cuenta tanto de la opresión del régimen heteronormativo que nos obliga a vivir nuestra sexualidad en términos heterosexuales, invisibilizando por momentos, sancionando, violentando y/o matando en otros, a aquellxs que resolvemos habitar nuestra sexualidad de forma disidente.
Patriarcal, porque existen opresiones en términos sexogenerizados, donde partiendo del establecimiento del binomio varón-mujer se instituyen estereotipos de género, privilegios, derechos, deberes y obligaciones entre los géneros que también invisibilizan, sancionan, discriminan, violentan y/o matan a aquellxs que resolvemos enfrentarnos al orden de cosas establecidos. Tenemos millones de ejemplos, pero pensemos en el caso del aborto como acción desobediente frente al mandato compulsivo que obliga a las mujeres a respetar un estereotipo de género femenino asociado a la maternidad.
Por otro lado, prefiguración de las relaciones sociales en lo ateniente a las formas de organización interna. Partimos de asumir como principios políticos el trabajo colectivo, horizontal, la democracia de base, el antiburocratismo. Porque entendemos que la sociedad que anhelamos tenemos que empezar a transitarla nosotrxs a través de las experiencias colectivas que estamos tramando en la actualidad.
Entendemos y compartimos las críticas que el feminismo radical ha realizado a las izquierdas al cuestionar la falta de un reconocimiento absoluto a sus reivindicaciones y dónde aún seguiría existiendo un poder masculino. Simplemente mirando quienes lideran los principales partidos tradicionales de izquierda argentino podemos observar que a pesar de esta crítica realizada a fines de los ‘60 esta estructura de poder heteropatriarcal aún se preserva de ese modo.
Es partiendo de esas críticas que queremos problematizar no solo al interior de la organización de izquierda de la que formamos parte, sino llevar este debate al interior de las izquierdas. Al mismo tiempo que entendemos fundamental introducir esta discusión también al interior del movimiento feminista. Porque es en los dos frentes en los que necesitamos poder entablar un diálogo que nos potencie.
Por otro lado, el panel nos propone pensar la relación de cruces, encuentros y desencuentros entre las izquierdas y el movimiento LGTB y entre el movimiento LGTB y el feminismo.
Partiendo de saber que la historia no comienza conmigo, sino que los movimientos de los cuales formo parte cuentan con una historia propia. Lo que ha quedado de manifiesto sobre los encuentros entre las izquierdas y el colectivo LGTB es de subordinación de la segunda en relación a la primera y algo parecido ha sucedido en relación al movimiento feminista y el colectivo LGTB. En los dos casos el movimiento LGTB o algunas de sus organizaciones han establecido alianzas, pero lo que queda en evidencia es la soledad en la que nos encontramos como comunidad cuando de llevar adelante nuestras reivindicaciones se trata.
Esto obedece a diferentes cuestiones, tenemos por un lado la discusión acerca del sujeto político, vigente aún dentro del feminismo. Y la del sujeto revolucionario para el marxismo, también con plena vigencia.
Por el otro está relacionado también con las coyunturas políticas.
Hace poco presencié un debate que se planteó en términos de micropolítica vs el marxismo leninismo y esto disparó en compañeras y en mi nuevas (viejísimas) preguntas: ¿Cómo organizarse? ¿En qué términos? ¿Bajo qué códigos? ¿Alianza en la diversidad? ¿Uniformidad bajo una bandera?
Entiendo que responder en términos unívocos y de ahora para siempre sería un error. Y que tampoco tendríamos que encarar el debate en términos de "micropolítica vs marxismo-leninismo"
Sino que habría que hacer el esfuerzo por pensar posibles cruces entre luchas y formas de organización. La pregunta por el cómo "¿Cómo tomar reivindicaciones que se propondrían a partir de una perspectiva micropolítica en articulación con reivindicaciones de otro orden, en planos que trasciendan lo micro? ¿Es eso posible? Ese es el desafío que nos interesa pensar para desplegar política.
De acuerdo a la coyuntura política hay formas de organización que se evidencian como más potentes que otras, pero depende siempre del contexto histórico, de los estados de discusión y de los debates suscitados al interior de los movimientos.
Respuesta similar para las preguntas respecto de alianzas y uniformidad. La política (la vida toda) es algo dinámico, pensar a priori que enmarcarnos bajo una bandera que nos uniformice sería algo negativo me parecería un error. Podemos comprender esas posturas, sobre todo atendiendo a la historia entre el movimiento LGTBIQ y los feminismos o entre el movimiento LGTBIQ y las izquierdas.
Sin embargo, nuevamente sostendré que será preciso realizar una lectura de la etapa y de allí derivar las tareas que se desprenden.
* Texto leído en Degenerando Buenos Aires II, mesa "Izquierdas, feminismos y disidencias sexuales", convocada bajo la propuesta de generar un espacio de reflexión e intercambio en torno a los encuentros y desencuentros que se han dado entre las izquierdas, los feminismos y la comunidad LGTBIQ. En este panorama de alianzas circunstanciales e impugnaciones entrecruzadas nos interpelaremos como militantes y activistas de distintos frentes para que podamos extender miradas de largo plazo sobre estas derivas políticas y reflexiones para una posible agenda.
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