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Visibilidad lésbica, ¿Visibles ante quién?
¿Qué significado tiene hoy el ejercicio de la visibilidad lésbica? ¿Porque necesitamos un día las lesbianas para nombrarnos? existimos el resto del año, pero el 7 de marzo, ¿es nuestra fecha? Es que el 7 de marzo del 2010 asesinaron a La Pepa, al gordo, a Natalia, como la supimos llamar. Una lesbiana chonga de un barrio cordobés, fusilada de un escopetazo por el padrastro de su novia. Hubo una condena, pero la noción de justicia nos dejó un sabor amargo en los labios de quienes la convocábamos. ¿Quienes mataron a la Pepa Gaitán? supo escribir fabi tron en su libro sobre las crónicas del juicio a Daniel Torres, acusado y sentenciado a 14 años de prisión. Era claro que la mató Daniel, nunca hubo dudas de eso, sin embargo fabi nos invitaba a reflexionar sobre todos los mecanismos de violencia lesbofóbica que posibilitaron este asesinato. Una manera de poder encadenar y hacer visibles algunas de nuestras condiciones de vida marcadas por la desigualdad social, la pobreza, la exclusión, la discriminación y la violencia. Como así también todo lo que vino después: el tratamiento del caso en los medios periodísticos de Córdoba y nacionales, las barbaridades que tuvimos que escuchar en el juicio, impartidas en su gran mayoría por el abogado que defendía al asesino, quien intentó recrear la imagen de la lesbiana atemorizante, apelando a su aspecto masculino, a que practicaba “vale todo”, a que salía con más de una persona a la vez, a que tenía mal carácter. Factores que exponía para esgrimir una débil justificación de defensa por parte de Daniel, que dejaba en evidencia el miedo que le tenía a esa lesbiana. Miedo con el que pretendía justificar su asesinato. Como lo dijimos en ese momento, lo volvemos a decir ahora: el temor está en tus ojos.
La Pepa era visible, con esa visibilidad que tienen las chongas, imposible camuflarse en un mundo tan binario donde las mujeres se ven de cierta manera y los hombres de otra. Sostener el 7 de marzo como “El día de la visibilidad lésbica” es una manera de honrarla y una posibilidad para que muchxs otrxs se vuelvan visibles, al menos ese día.
¿Visibles ante quién? Primero, ante nosotrxs mismxs, porque hay tantas formas de ser lesbiana o de habitar el lesbianismo, como tantas personas hay en este planeta. Las lesbianas hemos construido los muros que contienen las formas reconocibles y aceptables de lo que es ser lesbiana y lo que no. El primer ejercicio de visibilidad es para nuestro propio colectivo, una invitación a ver, a esas otras, otros, otres, transtortas, transmaricas, pibes trans, chongas, no binaries, travestis, putos, putas, guachos, que se inscriben en nuestra comunidad política porque han entendido que ser lesbiana es mucho más que coger concha con concha: es una posición política y afectiva con el mundo, una forma de crear comunidad, un lugar donde pararse para pelear contra el patriarcado, la heterosexualidad obligatoria y el binarismo de género. Visibiles, todxs, visibles ante nuestros ojos.
En segundo lugar, visibles ante el amplio movimiento de mujeres y feministas. Visibilidad que hemos disputado históricamente desde que nos erigimos como sujetas políticas no mujeres y feministas, visibilidad que continuamos disputando en estas épocas de tanta masividad, ante la llamada “cuarta ola”, Que parece haber llegado desmemoriada, borrando el trabajo que muchas compañeras han realizado para combatir el binarismo de género y con ello sus violencias.
El fascismo que gobierna ha impregnado el amplio movimiento de mujeres y feministas, poniendo en agenda política posiciones odiantes, como la persecución a lxs trabajadorxs sexuales, a las identidades trans, a las lesbianas que no queremos ser mujeres. La visibilidad que tomó la lucha por el aborto legal puso en escena los problemas de siempre, incluso allí tuvimos que volver a disputar la visibilidad: las lesbianas y personas trans también abortamos. Problemas que muchas feministas expusieron hace décadas y lejos de desaparecer siguen allí firmes y renovados. Lo que cambió fue la imaginación política para afrontar la violencia. Dejando atrás las herramientas que los feminismos supieron construir o habitar, como las asambleas, el trabajo comunitario, horizontal, pensar el problema de manera estructural y sistémico no individual, utilizando herramientas del estado para la transformación social no así para la punición. Lo que hoy estamos viviendo es todo lo contrario. Pedir más cárceles, mejores leyes para condenar la violencia machista, sanciones, expulsiones, avalar linchamientos, es darle más herramientas persecutorias al estado, al mismo sistema que nos está matando y encarcelando por luchar. Herramientas que utilizan contra nuestra comunidad, contra las personas lgttb, contra lxs pobres, lxs migrantes. Este feminismo liberal, que abarca tanto y moviliza masas trata a la mujer como una víctima sin agencia, pero no cualquier víctima, una que no se defienda, una que no se sexualice, que sea buena madre, buena hija y esposa, una buena víctima. Las lesbianas no somos buenas víctimas. Higui sigue peleando ante la justicia patriarcal, esa a la que se quiere acudir para cuidarnos, por defenderse de una violación correctiva y colectiva. Nosotrxs también nos defenderíamos como Higui.
El enemigo para nosotras sigue siendo el mismo: la heterosexualidad obligatoria y capitalismo, sostenidas por las bases del patriarcado. Es la heterosexualidad la que mata, la que nos niega, nos silencia, nos invisibiliza. Ser heterosexual no es una opción personal, es política, es inscribirse en un régimen político de aniquilamiento, que posibilita la existencia de algunas y no de otras. El falso separatismo que plantean muchas feministas heterosexuales nos expulsa a muchxs, no permiten participar de “sus” espacios a varones trans, masculinidades lésbicas, no binaries, pero siguen manteniendo vínculos con varones cis, ¿entonces? Supérenlo, algunas no somos mujeres y somos feministas. Las lesbianas que nos vemos femeninas ante sus ojos, no queremos que nos incluyan en sus espacios, ni en sus discursos si nuestrxs compañerxs no pueden estar. Sin tortas visibles ¿que feminismo están construyendo?
Nuestro feminismo está en construcción, nosotrxs también estamos atravesadxs por la heteronorma y sus prácticas violentas, luchamos todos los días para desafectarnos de sus modos de relacionarse, del amor posesivo y tóxico, de las jerarquías relacionales y la monogamia compulsiva, de ese régimen afectivo que también nos oprime, de las políticas identitarias que funcionan otra vez como policía de los cuerpos. Nuestros feminismos son dolorosos y a la vez, gozosos. Somos anticarcelarixs y no somos parte del movimiento que reconoce las voces de las mujeres policía y de las terfs. Cada vez que en tu discurso decís “mujeres y disidencias”, desconocés nuestra historia de lucha por la visibilidad, que es también la historia de todx el colectivo LGTTB. Nombranos, no mordemos.
Ser visibles, vivir una vida visible, habitar el espacio público, las calles, la fiesta, no esconder el deseo, la incomodidad ni las contradicciones, sigue siendo algo a festejar, una conquista, un desafío, una invitación a ese estar siendo lo que venimos construyendo. Por eso la visibilidad lésbica es y seguirá siendo una consigna a disputar, una bandera a levantar este, como otros, 7 de marzo en Córdoba capital. Porque las lesbianas existimos….y seguimos resistiendo!
Tortas en la calle!
Registro fotográfico: Enfant Terrible
Fuente: Facebook
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